Vivir en el aquí y en el ahora

Hace tiempo que tengo esta frase en la mente y me la repito día a día.

Hace poco reflexionaba en familia en voz alta sobre lo que nos ha enseñado la pandemia o lo que nos está enseñando, ya que el camino está siendo andado todavía.

Y yo me doy cuenta de que antes vivía siempre en el futuro, haciendo cada día algo poniendo el foco en el mañana y no en el hoy.

Me pasaba la vida pensando en que si hacía esto hoy, ya no tendría que hacerlo mañana y que si hoy tenía todo atado, mañana nada podría escaparse de mi control.

Pero entonces llegó marzo de 2020 y me enseñó que yo no tenía nada controlado.

Que es la vida la que te controla a ti y no al revés y que tendría que aprender a asumir esto, a gestionarlo de manera adecuada y de igual modo enseñárselo a mis hijos.

La pandemia nos está enseñando lo importante que es vivir en el aquí y en el ahora.

Y ¿qué es vivir en el aquí y en el ahora?

Pues realmente antes ya habíamos oído muchas veces estas frases hechas de “Disfruta de cada día como si fuera el último”, «No des por hecho que tienes todo bajo control” o “La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. Pero aún así echamos un pulso a la vida y no nos la creemos o no nos la tomamos muy en serio, y la verdad que eso también está bien.

Pero a veces, aunque sea en raras ocasiones, pasan cosas como esta y aprendemos a gestionar las cosas de otro modo. Nos adaptamos para sobrevivir y cambiamos nuestros patrones que tan instaurados teníamos, siendo el cambio un proceso lento pero que nos aporta grandes aprendizajes y enseñanzas.

En este caso, aprender a vivir en el aquí y en el ahora, nos enseña grandes aprendizajes tales como:

  1. Valorar más lo cotidiano, lo que antes no valorábamos porque dábamos por hecho que era así.
  2. Apreciar y valorar nuestra libertad, a la hora de entrar y salir o de poder escoger con quién salimos o a dónde vamos.
  3. Disfrutar de cosas simples como dar un abrazo o un beso a un ser querido o un paseo por la calle.
  4. Planificar menos y disfrutar más de lo que surja y lo que sí se puede.
  5. Valorar nuestra salud por encima de todo lo demás.
  6. Trabajar y potenciar el núcleo familiar, cuidando de los nuestros, dedicándonos más ratos en familia, siendo una manada.
  7. Ayudar a los demás de cualquier modo, con gestos de generosidad, empleando la empatía.
  8. Aprender a vivir con menos. Antes teníamos más cosas y quizás no éramos más felices que ahora, ahora valoramos más el poder salir a comer fuera, un detalle de un familiar que apenas vemos o un gesto de alguien que empatiza con nuestra situación.
  9. Decirnos más “te quiero”. Ahora que hemos visto a la muerte mucho más de cerca que nunca, entendemos qué es muy importante tener muestras de cariño con quienes nos quieren y a quienes queremos. No debemos dejarnos ningún “te quiero” bajo el tintero.
  10. Aprender a relativizar. Si aquello que te preocupa hoy quizás el año que viene ya no lo haga, no es tan importante como para que hoy te preocupes en exceso o te quite el sueño.

Para ello cada día podemos aprovechar el ratito de acostar a nuestros hijos e hijas para reflexionar sobre algo bueno de cada día, decir en voz alta cada uno algo que nos haya gustado del día, que nos haya hecho sentir bien, que nos haya emocionado, alegrado o incluso aquello que querríamos mejorar o no nos gusta.

El diálogo entre la familia, potenciar el vínculo, los tiempos de calidad juntos, la conversación y la escucha, son imprescindibles para poder vivir en el aquí y en el ahora.

Quizás sea momento de aprender a cambiar o al menos intentarlo, ¿no crees?

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.