Premios o castigos, ¿se deben emplear?

El refuerzo extrínseco a lo que hacemos, ya sea algo positivo o negativo, es un condicionante que empleamos los adultos con los niños para tratar de conseguir alcanzar un objetivo.

Si quizás pudiéramos darle una vuelta a todo esto y modificar el planteamiento, siendo conscientes de que el cambio debe comenzar en uno mismo, acabaríamos comprendiendo que el papel del adulto no es ofrecer un refuerzo externo sino explicar las consecuencias naturales a los actos, y asi poder decidir de manera consciente.

En este nuevo post te explico cómo educar sin premios ni castigos, descubriendo las consecuencias naturales de nuestros actos y decisiones y acompañando a los niños y las niñas en su desarrollo evolutivo, comprendiendo sus necesidades y los aspectos propios de cada etapa.

Puedes leer el post completo aquí, en la revista digital de Penguin Kids.

Y tú, ¿qué opinión tienes sobre este tema?

Te leo en comentarios!

Mi hijo no me pertenece

Tendemos a pensar que al tener un hijo o una hija, es nuestro hijo.

A veces no nos damos cuenta de que esto no es en realidad cierto hasta pasados unos años o incluso hay quien no es capaz de verlo a lo largo de toda la vida.

Haber traído al mundo a un ser humano, no nos da derecho a elegir por él, pensar por él, hacer por él o vivir por él.

Para comprender esto, valdría con pensar en cualquier otra persona del mundo respecto a nosotros, es decir, una pareja, un familiar, un amigo o un conocido. En estos casos seguro que sí tendríamos en cuenta sus opiniones, sus decisiones, sus gustos o intereses, sin anteponer la posesión y la pertenencia que nos adjudicamos al emplear la palabra hijo o hija.

Seguir leyendo

El patio o recreo en el colegio. Su importancia.

Para muchos niños y niñas la hora del recreo es un verdadero suplicio.

Hay alumnos que no tienen un grupo de amistades fijas, a los que no les gustan los espacios abiertos, llenos de gente o a los que les cuesta más socializar.

Dentro del centro escolar hay cientos de alumnos y cada uno de ellos tiene unas necesidades diferentes y unas características únicas.

Sabemos que es complicado reflejar todo ello en un currículo, pero es imprescindible que las leyes contemplen el espacio del recreo como lo que es, un tiempo esencial para el desarrollo de los niños y las niñas.

Cada día ellos pasan en el recreo un mínimo de 30 minutos, lo que hace que sea una asignatura diaria que ni se evalúa ni se registra ni se reconoce dentro del currículo escolar.

Te cuento mucho más sobre el tiempo de recreo en este nuevo post que he escrito para el club de malasmadres.

Espero tu opinión. Feliz día.

Cómo tratar el vacío emocional

Cuando hablamos de emociones, hay ciertas de ellas que nos cuesta más abordar con nuestros hijos e hijas, incluso con nosotros mismos.

Es imprescindible saber acompañar cada emoción con la importancia que esto tiene, conociendo e identificando cada una de ellas y aprendiendo a transitarlas a lo largo de la vida.

Una de ellas es el vacío, la sensación de pérdida, de anhelo, incluso a veces de falta de identidad, soledad…

Por ello, hay que recurrir a herramientas y estrategias para saber abordar estas emociones, ponerles palabra, dar voz y exteriorizar.

En este nuevo post en colaboración con la revista PenguinKids te cuento cómo abordar esta emoción tanto para los niños, como para adolescentes y adultos.

Te recomiendo mucho esta lectura que seguro que te es de utilidad en algún momento de la vida.

Lo puedes leer completo aquí.

Las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos

Cuando pensamos en la idea de tener un hijo o una hija, mil ideas nos vienen a la cabeza y nos invaden los pensamientos, nuestras ilusiones, nuestros deseos, la idealización de un bebé que se convierte en niño, adolescente y adulto perfecto, sano, educado, que cumple todos los estándares que teníamos en nuestra mente, sin salirse de ellos en ningún caso.

Esto es muy beneficioso para la sociedad, ya que estos pensamientos favorecen el crecimiento poblacional y la natalidad, ya que nos impulsan a pensar en lo positivo de procrear como especie y no en aquello que pueda frenarnos a ello.

Sin perder de vista la importancia que esto tiene y lo positivo que es, también es esencial que pongamos los pies sobre la tierra y tengamos expectativas mínimas, que se puedan ver cumplidas o que mejor aún, se puedan ver cambiadas sin hacernos sentir decepción o fracaso.

¿Cuáles son estas expectativas básicas y necesarias? ¿Cuáles son aquellas que pueden resultar frustrantes a la hora de ser alcanzadas para nuestros hijos e hijas? ¿Cuál es nuestro papel como adultos?

Aquí te dejo mi nueva colaboración con el club de malasmadres, donde te hablo sobre las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos e hijas, lo que influyen en su crecimiento y cómo podemos gestionarlo adecuadamente.

*Imágenes del club de malasmadres.