Aprender nunca fue tan divertido

Sabéis que si hay algo que me gusta hacer con los peques, es emplear el tiempo en jugar con materiales básicos, que proporcionen diferentes sensaciones y estímulos en el niño y ayuden a que aprenda a través de sus propias habilidades.

Y como siempre que descubro nuevos materiales que son útiles y funcionales a la hora de favorecer ciertos aspectos en los peques, me gustaría enseñaros y compartir con vosotros un juguete que os va a encantar.img_3863He descubierto el set de Enhebrar de personajes de Dideco, un juguete pensado para peques de dos años en adelante, formado por varios cordones de diferentes colores y cinco personajes distintos con varias partes o complementos que pueden enhebrarse entre sí (sombreros, zapatos, cuerpos, cabezas…).

Cada personaje está compuesto por cabeza, tronco, extremidades y complementos como ropa, pelo, calzado y otros.img_3862Los personajes pueden formarse entre sí como cada uno quiera, enhebrando las piezas unas a otras con los cordones de colores que vienen en la caja.

¿Qué favorece el set de enhebrar?
– La adquisición de la pinza digital con los dedos índice y pulgar, a la hora de coger los cordones por la punta y ensartarlos en cada agujero, enhebrando uno tras otro y redondeando cada forma.img_3861– La asociación de las partes correspondientes a cada personaje. Siendo el niño el que empareja cada una de las piezas entre sí.
– El juego simbólico y de representación, haciendo que el peque cree historias con los personajes tanto de manera individual como entre ellos, ya que son varios personajes que a los niños les suelen encantar: el pirata, la bailarina, el caballero, el superhéroe y Caperucita. Podrán jugar dándoles voz, creando historias, realizando obras teatrales, poniéndose en su piel…img_3859– La capacidad de manipulación se verá mejorada, potenciando que mejore en sus habilidades de motricidad fina: prensión, calidad, control de fuerza y direccionalidad.
– La atención: potenciar juegos donde la atención esté presente es esencial desde la primera infancia. De este modo el peque se centra en una tarea y aprende a evitar las distracciones cada vez durante mayor tiempo de juego.
– La permanencia en una misma actividad. Al igual que sucede con la atención, según vayamos potenciando estos aspectos en el juego, el niño aprenderá a aumentar los tiempos y se enriquecerá de ello.img_3857Estimula el tacto, diferenciando los materiales de cada objeto: el cordón y las piezas de cartón grueso, los agujeros para ensartar y la punta redondeada de cada cordón.
– La coordinación óculo- manual: la vista y la manipulación deben estar unidas para este juego, siendo cómplices una de la otra.
Aprenderá a empatizar: jugando de manera simbólica puede ponerse en la piel de cada personaje y empatizar con sus vivencias, esencial en el día a día.
– Jugar creando e imaginando: dar libertad a la hora de unir unas piezas con otras es esencial, sin límites ni restricciones, dejando que sea el peque el que una un tronco con la cabeza que él decida, incluso creando personajes inexistentes como por ejemplo, seres de dos cabezas que tienen tres pies. De este modo fomentará su imaginación de una manera muy divertida, aprendiendo y disfrutando a partes iguales.img_3856Además…
– Trabajaremos los colores: la capa roja, el parche negro, los zapatos marrones…
– Repasaremos los números y las cantidades: contando los cordones, los agujeros, los ojos, los pies…
– Emplearemos las comparaciones: la boca más pequeña, el pelo más moreno, los pies más grandes…
– Descubriremos adjetivos calificativos: grande, pequeño, bonito, largo…

Y sobre todo el set de enhebrar de personajes es un juguete que sirve para peques desde los dos años hasta más allá de los seis, siendo una franja muy amplia, donde en cada etapa podremos descubrir nuevos métodos de juego, mayor calidad en las destrezas manipulativas, mejora de la imaginación y la creatividad…img_3858Lo puedes adquirir en tu tienda Dideco más cercana o en su preciosa web, donde además puedes adquirirlo empleando el código descuento ATTEMPRANA donde obtendrás un 10% en tu compra.

Puede ser un regalo genial para encargarle a los Reyes Magos o a Papá Noel estas Navidades.

*Post patrocinado por Dideco. Aunque se trate de una colaboración es un Test de producto con opiniones reales.

¿La soledad como un castigo?

Parece increíble, pero después de años y años de estudios e investigaciones, son muchos los profesionales que siguen empleando los mismos métodos anticuados y fuera de lugar para hacer entender a los niños lo que deben o no hacer, para poner límites y «enseñar» lo que «está bien o mal».

Pero, ¿quién decide qué es lo que está bien o lo que está mal? Esta línea es realmente fina y subjetiva, ya que dependiendo del profesional, sus estudios y el centro en el que se encuentre, llevará a cabo unos patrones y conductas diferentes para enseñar, limitar, educar y guiar a los peques.

Para ello es importante que visitemos, conozcamos, nos reunamos con los profesionales y escojamos aquel centro que se adapte mejor a nuestra visión sobre la educación, a nuestro método de crianza y a nuestro modo de ver la vida, aunque cada centro tenga su filosofía, debemos tener en cuenta que está formado por personas, donde cada uno somos de un modo u otro.

Reconduciendo la guía al tema principal, lo ideal sería que desde pequeños enseñáramos a los niños a empatizar con el otro, ayudándole a entender cómo se siente su amigo si invadimos su espacio, qué sucede si pegamos al compañero, qué siente la niña a la que empujamos, o cómo le gustan a su amigo los besos.

Esto le enseñará mucho más que el famoso «rincón de pensar» o «rincón de no molestar» diría yo, ya que no creo que un niño con dos o tres años tenga una capacidad de reflexión autónoma muy profunda. Una cosa muy diferente es, retirar al niño del conflicto y ayudarle a comprender por qué no puede estar en grupo, haciéndole preguntas como «¿a ti te gusta que te muerdan?», «¿No crees que a tu amigo le duele o molesta que le peguen?» «¿Te gustaría que la niña te empujara?». Son preguntas que sí invitan a reflexionar al nivel comprensivo del niño, y le hacen pensar sobre lo sucedido y las consecuencias, poniéndose en la piel del resto de niños.

Más tarde le diremos cómo poder resolver el conflicto para unirse en grupo de forma positiva. Es decir, «¿Quieres que vayamos a pedir perdón a la niña?», «Igual con un abrazo podemos ayudar a tu amigo a que se sienta mejor», «¿Qué te haría a ti sentirte mejor? Son herramientas útiles que puede ir integrando a su modo de pensar y actuar.IMG_6995Son preguntas en las que el niño piensa y elabora una respuesta de empatía y resolución que le será funcional para tener relaciones sociales positivas y agradables. Le ayudarán a tener herramientas a la hora de resolver un conflicto y a saber cómo hacerlo por sí mismo, mucho más funcional que quedarse en un rincón apartado sin aprender nada, más que si no haces lo que esperamos de ti, estarás solo.

¿Y esto no nos parece terrible? ¿Enseñar a que estar en soledad es negativo? ¿A que el tiempo en el que no se obtiene toda la atención del mundo, implica castigo? A mi me parece que estamos volviendo a atrás. Estar en soledad implica madurez, autonomía, privacidad, desconexión, desarrollo de creatividad y juego simbólico, implica desarrollo de la imaginación del niño, aburrimiento y desarrollo cerebral.IMG_6994Si le enseñamos que el hecho de  estar solo es un castigo, le enseñaremos a ser dependiente del resto, a buscar aprobación del entorno aunque no esté de acuerdo con lo que se hace o dice, a seguir a la masa sin pensar de este modo, a ser poco o nada asertivo, complaciente y falto de carácter y personalidad.

La soledad dada como privilegio es un auténtico lujo para los niños y más tarde para los adolescentes y como no, para los adultos. Disfrutar del tiempo sin necesidad de estar con nadie, disponiendo de nuestras ideas, llevándolas a cabo con libertad y decisión, sintiéndonos seguros de lo que hacemos, decisivos, con personalidad y valentía.

Por favor, no castigues a tu hijo con la soledad, enséñale a que comer solo es una aventura, dormir solo es un placer (si así lo deseáis), jugar solo le da libertad de elección, expresión y decisión, todo puede ser genial solo, aunque después nos guste estar en grupo y seamos seres sociales, como es lógico. Pero igual que estar juntos nos aporta, reconforta y hace crecer como personas, la soledad también nos aporta otros valores igual de importantes, que no debemos temer ni evitar.IMG_7001Está claro que educar implica mucho esfuerzo y a veces empleamos aquello que es más sencillo en un momento dado, antes que lo que implica participación y ayuda de nuestra parte. Castigar es más fácil que hacer que el niño empatice, pero ¿Qué es lo que realmente buscamos?

¿Crees que la soledad debe ser un privilegio o un castigo? ¿Emplear el castigo es mejor que emplear la capacidad de reflexión?

Aprendiendo los colores

Aprender a discriminar colores es una tarea que vista desde nuestros ojos de adulto parece realmente sencilla. Pero cuando son los peques quienes tienen que aprender a hacerlo, a veces nos encontramos con una tarea compleja de enseñar.

Hay niños que aprenden de manera sencilla y casi sin darnos cuenta, tanto colores como otras habilidades o conocimientos, y otros, que por el contrario, necesitan un proceso detallado y de acompañamiento para aprender ciertos conocimientos que serán básicos y muy útiles en su día a día. 

Los colores son uno de esos aprendizajes que pueden enseñarse poco a poco con herramientas del entorno y sin necesidad de emplear un material específico o costoso. 

Es un conocimiento que puede empezarse a realizar a partir de los dos años, aunque esta edad es simplemente orientativa.

Para empezar a enseñar los colores a un peque sería ideal encontrar 4 objetos iguales de estos colores: rojo, amarillo, azul y verde. 
Partiendo de este material, que podemos encontrar en casa, (por ejemplo, cuatro vasos de los cuatro colores, cuatro fichas, cuatro botes, cuatro botones, cuatro coches…), realizaremos el aprendizaje de este conocimiento.

  
Empezaremos con dos únicos colores, el rojo y el azul, que son muy distintos entre sí y difíciles de confundir.

Ambos contrastan mucho el uno sobre el otro y podemos encontrarlos en muchos elementos de nuestro entorno.

Cogeremos los dos objetos que hayamos separado de ese color y los pondremos uno a un lado y otro al contrario.

Tendremos cada uno a un lado y buscaremos junto con el peque objetos del entorno que sean de cada color, para que aprenda a colocarlos sobre el color adecuado.

Trabajaremos varios días sobre los dos mismos colores. A veces empleando uno únicamente en un juego (por ejemplo: jugamos con la pelota roja) y otro día jugando con ambos colores de nuevo (rojo y azul).

Cuando vayamos viendo que el niño, se familiariza con los dos colores y los distingue adecuadamente, introduciremos el tercer color (mejor el amarillo, ya que contrasta muy bien con el rojo y el azul).

  
Seguiremos realizando los mismos juegos:

– Agrupar objetos por colores

– Colorear del tono que nombremos 

– Buscar objetos de ese color por la calle, mientras paseamos o en la ropa, en los coches…

– Jugar sólo con objetos de un color

– Nombrar comidas de un color 

– Poner gomets del mismo color a la silueta que dibujemos 

– Decir objetos que no sean de un sólo color 

– Y un largo etcétera que se nos ocurra en torno a este tema

Y cuando finalmente tenga adquiridos los tres primeros colores introduciremos el verde. 
Y observaremos como poco a poco va integrando el resto de colores de forma fácil y sencilla, siempre ayudando al peque si tiene dificultad en la adquisición de algún color en concreto.

  
Con estos juegos todos los niños pueden aprender los colores de una manera lúdica y dinámica, acompañados y ayudados del adulto. 
Y vosotros ¿como enseñáis los colores a vuestros peques? ¿Es algo que han aprendido fácilmente o con ayuda? Cuéntamelo en los comentarios!