Cómo conocer nuevo vocabulario

Hoy me gustaría hablaros de algunos métodos para hacer que el niño conozca los primeros conceptos de su vida (aparte de papá, mamá…) y vaya adquiriendo cada vez más.
Desde mi experiencia profesional, los objetos en sí son los que mejor hacen conocer al niño su entorno y aprender de él. Los objetos físicamente son más sencillos de explorar y reconocer, recordar y memorizar.
Si ofrecemos una pelota a un niño y la toca, la explora, juega con ella, se la nombramos…, irá conociéndola y la nombrará para pedirla, para darla, para jugar…
Lo mismo sucederá con el resto de conceptos.

Si queremos que adquiera más vocabulario de otras maneras diferentes, encuentro muy atractivo ofrecerle libros sencillos con imágenes del día a día, como el libro «Mis primeras 100 palabras» de Beascoa.

Son imágenes reales de distintas familias semánticas: comidas, transportes, animales, colores, emociones, objetos cotidianos, de la casa…

Es muy llamativo para los pequeños, ya que tiene colores y son muchas imágenes pero cada una está en un recuadro diferente.

Es un libro muy sencillo con vocabulario básico, con tapas y hojas duras, fáciles de manipular por el niño que se pueden limpiar con un papel si se ensucian y es de tamaño grande.

También hay otra forma más personal de realizar esto mismo, de forma DIY, que tan de moda está, es decir, hacérselo uno mismo, sacando fotos a los objetos que queramos enseñar al niño y plastificarlas o hacer un álbum con ellas y, así podemos nombrárselas como si de un cuento personalizado se tratara.

Pero sobre todo, no olvidemos, que lo que el niño necesita es que el adulto le nombre los objetos del entorno cada día, en su vida cotidiana, dedicándole tiempo para hablarle, contarle, aunque creamos que es muy pequeño para entenderlo todavía.

El lenguaje debe estar presente desde el nacimiento. El tono de voz que empleamos, la expresión facial y corporal, las palabras, la melodía de la conversación…, todo ello, hace que el niño vaya adquiriendo su base para comunicarse.

Con estas actividades potenciamos la atención, la comprensión, la adquisición de nuevos conceptos, la interacción recíproca entre adulto y niño, los diálogos, la espera de turnos…  Y, sobre todo, la dedicación de tiempo al niño, que es lo más importante.

 

Cómo trabajar la motricidad fina

La pinza digital, la prensión voluntaria con los dedos índice y pulgar, se adquiere en torno a los nueve meses, según cada niño y, se va mejorando con la práctica y la necesidad de emplearla.

Al principio los niños la usan para coger objetos por partes, como una tela, un lazo de un juguete, un hilo, un pelo…
Más adelante comienzan a coger objetos pequeños con este patrón.
Es aquí cuando debemos tener especial cuidado en no dejar objetos pequeños al alcance de los niños, ya que lo primero que harán será llevárselos a la boca.
Podemos potenciar la adquisición y perfección de este patrón de diferentes maneras. Os comento algunos ejemplos que podéis realizar en casa:

  • Ofrecer plastilina para individualizar los dedos del puño, que toque con cada dedo, que pellizque y saque pedacitos. La plastilina es muy buena para mejorar el tono de la musculatura de las manos.
  • Darle comida que pueda coger de este modo, como trozos de pan, gusanitos…
  • Presentar una tablilla con pinchitos ya puestos, para que el niño los quite. Al principio los pinchitos pueden ser de un tamaño no muy pequeño y luego ir disminuyéndolos. Cuando tenga esto adquirido podemos jugar a que los ponga (pasará un tiempo entre una cosa y la siguiente).
  • Darle objetos pequeños para meter por boquillas, como introducir garbanzos en una botella o monedas en una hucha…
  • Quitar y poner gomets (pegatinas) de una plantilla.
  • Ofrecer lápices, pintura de dedos, rotuladores y papel para que vaya practicando esta actividad y más adelante pueda hacer correcta la prensión del lápizIMG_1110

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Cascabeles

Hoy me encantaría enseñaros los últimos juguetes que he adquirido para mi pequeña después de ver su funcionalidad en mi experiencia profesional. Ambos son bastante rústicos o básicos.

El primero se trata de un sonajero rígido que puede agarrarse con las manos, por la parte lisa, y al moverlo el bebé lo hará sonar fácilmente. Es muy llamativo, ya que los cascabeles al ser plateados llaman mucho la atención del niño y el sonido es agradable.
Puede llevarse a la boca, ya que la parte que contacta es plástico.
Sirve a la vez de instrumento musical. Su uso puede ser largo y variar dependiendo de la edad del niño.
El otro es una pulsera de plástico que puede doblarse y abrocharse en la talla que deseemos, ya que tiene muchos enganches. Es un sonajero que sirve para atarse a la muñeca o al tobillo del bebé y así hacer que llame su atención con el sonido que hace.
Invita a que el bebé se mueva y así reciba el estímulo sonoro, le hace mirarse las extremidades e intentar tocárselas, estimula la vista, el oído, el tacto, la coordinación viso-manual, etc.
Estos cascabeles son más grandes y por tanto aún más llamativos.
También sirve como sonajero normal, para llamar la atención del niño agarrándolo y haciéndolo sonar el adulto.
Ambos sonajeros se pueden adquirir en diferentes colores y ninguno supera los 5€. Son de la tienda a Dideco aunque también se pueden encontrar en otros establecimientos.

Mordedores de colores!

Hoy buscando algo para calmar la boca de Martina, que le molesta mucho, hemos encontrado un sonajero con diferentes texturas de Sassy, en Dideco cerca del pediatra. Nos lo hemos llevado porque los colores y sus contrastes nos han encantado, las anillas se pueden sacar, meter y unir unas a otras. Puedes dejar sólo una o poner todas, o hacer un gusanito enlazándolas. Es fácil de agarrar con una o dos manos, tiene diferentes relieves en cada una de ellas y además es muy económico, menos de cinco euros! Vamos, que me ha encantado! Y de esta misma marca, nos regalaron un mordedor sonajero que es una mariposa y lo puedes enfriar en el frigorífico y es fácil de agarrar y llevar a la boca. Sus colores estimulan la vista y los relieves calman las encías del bebé al llevárselo a la boca y tratar de morderlo. Os dejo aquí las fotos de los dos juguetes que tanto me han gustado por si queréis buscarlos!

El cesto de los tesoros

En muchos centros infantiles de todo tipo están recomendando a los padres que realicen una actividad en casa: el cesto de los tesoros.

Consiste en meter dentro de una caja, cesta o barreño objetos de la vida cotidiana para facilitarle el contacto y conocimiento a nuestro hijo de su entorno.
Proponen introducir en la caja todo tipo de materiales comunes del día a día: telas, lazos, lápices, cubiertos de madera o plástico, botes, tapas, un plato de plástico, un peine, un gorro, cascabeles, esponja, etc. 
En definitiva, objetos que le sirvan al niño para desarrollar su imaginación y sus sentidos, su conocimiento del entorno próximo, explorar los objetos que ve a diario sin peligro ni restricción,jugar con objetos del día a día sin tener que ser necesariamente juguetes.
El objetivo es enriquecer al niño a través de lo sencillo sin tener que ofrecerle juguetes repletos de estímulos. Favorece la representación y el juego simbólico, donde el niño disfruta manipulando, tocando, observando, experimentando texturas, probando, oliendo, tapando, haciendo sonar, llevándose a la boca, etc., cada utensilio que le hemos añadido a su caja de tesoros.
Además la caja puede variar en contenido cuantas veces queramos. 
Según el pequeño va creciendo, podemos variar y modificar su contenido.
Debe empezar a realizarse a partir de que el niño pueda sentarse solo y manipular con sus manos sin caerse.
Siempre hay que ofrecer objetos que sean sólo para él y que no impliquen ningún riesgo como, por ejemplo, de ser tragados.
Esta es mi propuesta de fin de semana! A disfrutar con la familia y los amigos!