Hace unos días mis hijos empezaron a mostrar dificultad a la hora de conciliar el sueño.
La falta de actividad física y el hecho de estar dentro de casa todo el día durante más de 60 días, estaba empezando a ser muy notable a la hora de sentirse cansados y poder así acostarse y quedarse dormidos fácilmente.
Y esto me hizo darle varias vueltas. No me gusta conformarme con las situaciones que no fluyen en el día a día o dejarlas en manos de la suerte, sino que trato de darles una vuelta para ver cómo gestionarlas para que cambien o al menos intentarlo.
Me encanta que el momento de acostarles sea positivo y nos despidamos bien del día, que ellos se acuesten mejor y se sientan felices en ese momento que les cuesta tanto parar y relajarse.
Y fue así cuando pensé que podría aplicar en ellos lo mismo que a mí misma me estaba funcionando en momentos de mayor estrés o ansiedad.
La meditación o la relajación me está sirviendo de gran ayuda en momentos del día donde aflora el estrés, el ruido o las discusiones.Y entonces se me ocurrió iniciar una rutina para ir a la cama cada noche de una manera diferente, siguiendo estos pasos:
1- Poner música calmada (cosa que hacemos cada noche desde que nacieron). Nos gustan mucho Enya o Coldplay, entre otros. Pero estos son lo que mayor aceptación tienen para ellos en esta franja horaria.
2- Abro la ventana y echo las pesadillas afuera. Les digo que las pesadillas se van por la ventana y que cuanto menos las llamemos menos vendrán. Que debemos hacerlas de menos para que no nos invadan. Nos reímos de ellas un rato, burlándonos de ellas y haciendo mofa, para restarle importancia a esta situación. A nosotros nos funciona.
3- Me tumbo con ellos para darles seguridad y calma, y les explico que hasta que no se duerman no me iré.4- Y aquí viene el cambio que hemos integrado, ya que muchos días empezaban las risas, las conversaciones interminables y no se dormían hasta pasada una hora o incluso más. Ahora hacemos esto:
Les pregunto a dónde quieren viajar. Ya que cada noche entrábamos en el bucle de a dónde iremos cuando esto acabe, si tendremos playa este verano o si volveremos al parque de atracciones.
Al preguntarles a dónde queremos ir hoy, ellos me dicen un par de ideas y con eso construyo una historia de teletransporte a través de mi voz.
Les relato una historia centrada en los sentidos (gusto, vista, tacto, oído y olfato), donde les narro a dónde vamos, que vemos, qué olemos, qué tocamos y percibimos.
Por ejemplo: me dicen quiero volver a la playa mamá, o quiero ir a una casita del campo.
Y les cuento cómo viajamos hasta allí y lo que vemos al llegar.
“Vemos una casita preciosa de piedra blanca y ladrillo, abrimos su puerta de madera y tiene una entrada enorme con un banquito. Huele a bizcocho recién hecho y sentimos el calor de la leña y la chimenea.
Salimos a dar un paseo por el campo, por un caminito de piedras, y nos desviamos por la montaña, tocando la hierba que nos rodea, nos tumbamos sobre ella y la notamos húmeda y fresca. Además rozamos la hierba entre los dedos y vemos el cielo azul lleno de nubes con formas maravillosas.
Soy capaz de ver un conejo entre las formas de las nubes, y una oveja, y también veo los rayos del sol que me dan calorcito y me hacen sentir bien.”
Y así continuamos todo lo que deseemos hasta crear una historia maravillosa llena de sentimientos que nos teletransportan a un momento ya vivido y a experiencias sensoriales que tanto añoramos ahora que estamos confinados. Siendo capaces de volver a sentir, imaginar, oler, percibir sensaciones que nos agradan y nos teletransportan a otros parajes.
Si para los adultos es posible teletransportarnos a donde la voz nos guíe, para los niños aún más. Son más imaginativos y creativos y siguen la guía de la voz al pie de la letra, metiéndose en la historia de lleno.
Y prácticamente sin darnos cuenta, nos habremos relajado todos de una manera preciosa, en familia, viajando a donde ahora mismo no podemos ir físicamente pero si a través de nuestra imaginación.Regular el tono de voz, siendo un tono bajo pero sin susurros, con una narración pausada, manteniendo la historia y la coherencia, será el modo de propiciar la relajación de los niños y niñas e incluso de los adultos.
Además debemos buscar sensaciones placenteras, agradables y que añoren, pero que sean calmadas (el agua del mar que acaricia sus pies, sentir el sol sentados sobre la hierba, dar de comer a un pajarito, oler una flor, acariciar un conejito, oler la leña del pueblo…).
En ningún caso debemos abordar emociones que les asusten o desagraden. El fin principal es que concilien el sueño de una manera placentera y agradable.
Además de recibir una experiencia de amor y cariño, que su madre o padre les brinda y comparten y, que atesorarán para el resto de sus vidas.
Y en menos de lo que leéis este post, vuestros hijos e hijas habrán conciliado el sueño de una manera diferente, dedicándoles un tiempo único, con mucho amor y sabiendo que dejaremos en ellos una estrategia para aprender a relajarse cuando así lo necesiten, dándoles herramientas funcionales para el resto de sus vidas.
Ah, y no se si será coincidencia o suerte, pero desde que hemos iniciado este nuevo método, descansan toda la noche a gusto y tranquilos. Os animo a probar y compartir vuestras experiencias.
Qué buena idea! Yo hice algo similar hace unas noches, porque llevamos unas semanas que, aparte de que le cuesta dormir porque está menos cansada, nuestra hija de 4 años y medio dice que tiene miedo y se viene a dormir todas las noches a nuestra cama… En este caso le entró la angustia de madrugada, no se le pasaba de ninguna de las formas, y me inventé que nos íbamos volando por el cielo en un coche de nubes, y llegábamos a un castillo hecho de nubes en el cielo, con una cama de nubes, sentíamos calor del sol y una ligera brisa… Y en pocos minutos se relajó y se quedó dormida! Me apunto lo de los viajes para cambiar de «destino» y también lo de incorporar cosas en la historia de todos los sentidos, genial idea! Gracias por compartirlo y ánimo con el bebé y los 2 niños!
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Muchísimas gracias por tu comentario y por tu idea. Me la apunto y seguro que les encanta! Un abraso
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