Huevos encajables de Dideco, un gran acierto!

Hoy os vengo a hablar de un juguete que hace tiempo tengo en mente para el Blog, ya que incluye muchos beneficios y cualidades dentro de un atractivo y manejable diseño.

Os voy a hablar de los Huevos encajables y formas de Tomy para Dideco.

Vienen seis huevos presentados en una huevera amarilla que puede abrirse y cerrarse por un niño fácilmente.

Al abrir la huevera encontraremos seis huevos de diferente color y aspecto, que pueden abrirse por la mitad cada uno de ellos.

Dentro de cada huevo encontramos un pollito, cada uno de un color distinto, siendo todos muy llamativos.

Por lo tanto con esta presentación, se nos ocurren mil y una actividades distintas para trabajar a partir de los seis meses con los peques.

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Lo primero de todo, es su fácil manejo y manipulación, ya que se trata de formas no muy grandes ni muy pequeñas, que un niño de más de seis meses ya puede sostener en sus manos.

Es verdad, que aunque su edad recomendada es a partir de los seis meses, yo esperaría a ofrecérselo cuando pueda estar sentado con autonomía, sin necesitar ayuda ni sostén, dejando sus manos libres para el juego y la manipulación. De este modo el niño podrá jugar junto al adulto sentados en el suelo y compartiendo la actividad.

Os voy a dividir las posibilidades de juego según cinco etapas, siendo la primera para los más pequeños e incrementando en complejidad según la etapa y la edad del niño.

Primera etapa:

Gracias a la forma ovalada de los huevos, los peques podrán sostener en sus manos primero un huevo con ambas a la vez y luego uno en cada una. Lo primero que observaremos es cómo a esta edad (ocho meses) les gusta chocar los objetos entre sí y ver qué sonido emiten.

Más adelante tratarán de sacarlos todos de la huevera, volcándola o de uno en uno. Como os he comentado, los huevos se dividen en dos mitades, por tanto tendrán doce piezas para sacar de la caja.

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Al abrir los huevos encontramos como al presionar los pollitos se emite un sonido similar al de un polluelo piando, algo que llamará la atención de los más pequeños y les hará partícipes activos del juego, que a todos les encanta.

Segunda etapa:

Según el niño vaya haciéndose más mayor y vaya adquiriendo mayores habilidades manipulativas, empezará a investigar más el juguete. No vaciará la caja y la llenará solamente, como hacía antes, sino que ahora tratará de unir ambas mitades de cada huevo. Es verdad que todas las mitades encajan con cualquier huevo, algo que simplifica esta función para ellos. No se unen entre sí por color ni forma, sino que todos encajan unos con otros. Esto lo hará en torno al año de vida.

Tercera etapa:

A partir de los doce meses el niño es más maduro y consciente del entorno que le rodea.

Observamos que en la base de cada huevo cada uno tiene una forma. Hay seis diferentes: corazón, triángulo, estrella, cuadrado, cruz y círculo. Así mismo la huevera tiene estas formas encajables en su base. De este modo, el niño tiene que tratar de encajar el huevo a la forma que corresponde, algo que hace el juego muy atractivo para empezar a estimular la capacidad espacial del peque, de abstracción y su motricidad fina.

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Para ello el niño deberá observar la figura que aparece en relieve bajo el huevo y situarla sobre la base a la que corresponde. Esto hará que comience a unir iguales y entienda la diferencia entre igual y distinto. Al principio, muchos tratarán haciéndolo en base al proceso ensayo-error, hasta que acierten y comience a ser un proceso más complejo, de unión consciente y no por casualidad.

Cuarta etapa:

Podemos potenciar los colores a través del juego, a partir de los dos añitos, ya que cada uno de ellos es de un color. Las caras de los huevos están pintadas del color a que deben ir unidos sus pollitos, por lo tanto, observamos cómo cada uno corresponde a un color distinto, trabajando de nuevo la unión entre sí por cualidades iguales.

De este modo el niño unirá la parte superior del huevo con la posterior según su color.

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Quinta etapa:

Los huevos ofrecen una parte realmente interesante en cuanto a mi profesión como Estimuladora en Atención Temprana, aparte de lo que os he comentado anteriormente, podemos trabajar las emociones a través de cada huevo. Podremos hacerlo a partir del año y medio o dos años de edad, aunque nos servirá hasta los cuatro o cinco años fácilmente.

Cada uno de ellos incluye una expresión facial que muestra un sentimiento diferente en cada caso.

Podemos observar como:

– el huevo verde está sonrojado, muestra vergüenza o rubor.

– el rosa está durmiendo o cansado.

– el azul está contento o feliz.

– el amarillo está asustado.

– el morado está enfadado o gritando.

– el naranja está hambriento.

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Del mismo modo, cada pollito expresa el mismo sentimiento que la cáscara de huevo que le recubre. Una vez más el juego nos da la posibilidad de unir unas partes con otras a través del concepto de igualdad.

Las emociones deben ser trabajadas desde la primera infancia, ya que un niño que reconoce los sentimientos y las emociones en sí mismo, es capaz de expresarlas verbalmente e identificarlas, algo que le ayudará a la hora de comunicarse y sentirse bien consigo mismo y con su entorno.

En muchas ocasiones encontramos niños que se enrabietan y no tienen estrategias para comunicar lo que sienten, de este modo, si aprendemos a identificar os sentimientos, jugando a poner caras de enfado, alegría, miedo, sueño o tristeza; cambiando los tonos de voz, poniendo palabra a las emociones y jugando simbólicamente, el niño aprenderá a manejar sus emociones y a exteriorizarlas de un modo adecuado.

En conclusión: los huevos encajables y formas de Dideco son unos huevos con millones de posibilidades, donde fundamentalmente podemos jugar en familia o con los peques en sesión o con la ventaja de saber que pueden jugar solos desde muy pequeños, ya que sus piezas son lo suficientemente grandes para no ser peligrosas para ningún niño.

Es un juguete que llama la atención de los niños e invita a la permanencia en un mismo juego, sin necesidad de ayuda permanente del adulto y dando pie a la exploración y el manejo por parte del niño, probando y ensayando por sí mismo.

Su atención y su capacidad espacial y de abstracción se verán potenciadas por el encajable de huevos y además estimularemos las habilidades de motricidad fina y emparejamiento de iguales.

Y, por último, quiero destacar algo a lo que no suelo hacer mucha alusión en mis posts, pero en este caso merece la pena que os comente que tiene un precio realmente sorprendente de poco más de 15€.

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