Cómo acompañar el enfado o las rabietas en la infancia

El enfado es una emoción más dentro de amplio abanico emocional en la vida de una persona.

A veces tendemos a clasificar las emociones entre buenas y malas, sin darnos cuenta de la importancia que tienen todas las emociones para la vida del ser humano.

¿Conoces la función del enfado? ¿Por qué es importante la rabia, el enfado o la frustración? ¿Qué beneficios nos aportan?

Te lo cuento en este nuevo post en la revista de PenguinKids donde te hablo sobre enfado, rabia, frustración, cómo gestionarlos y acompañarlos y además qué herramientas pueden ser útiles para abordar el enfado, hablar sobre ello, poner palabra, aprender a expresarlo y saber gestionarlo adecuadamente.

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Los 4 años: reafirmación de la personalidad

Siempre hemos oído hablar de los «terribles 2 años» de los niños y las niñas, pero nadie nos cuenta que las rabietas pueden prolongarse más allá de los 4 años y por qué sucede esto y puede derivar en una etapa compleja y difícil de sobrellevar en muchas ocasiones para nosotros los adultos.

Pero, ¿qué cambios surgen hacia los 4 años? ¿Por qué aparece este «carácter» en nuestros hijos e hijas?Hoy os traigo un nuevo post en colaboración con el club de Malasmadres donde os hablo de los 4 años y toda esta etapa compleja y maravillosa de cambios, donde poder descubrir a nuestros niños y niñas en un momento de reafirmación de la personalidad, mayor autonomía personal, egocentrismo y necesidad de límites.

En el hablo de cómo acompañar en este proceso a los niños y niñas, cómo gestionar adecuadamente sus emociones, y cómo ayudar a canalizarlas y hacer funcionales sus energías y ganas de reafirmarse continuamente.

Además si os encontráis en ese momento os descubro unas claves imprescindibles para hacerlo con el mayor éxito posible y disfrutar de este momento tan bonito que nos ofrecen nuestros hijos e hijas. ¡No te las pierdas aquí!

*Imagen del club de Malasmadres

La gestión de las emociones: frustración, rabietas y otras emociones

Con la llegada de las vacaciones pasamos más tiempo juntos y en familia y esto a veces hace que surjan más conflictos, enfados, estrés o discusiones.Pero, ¿qué podemos hacer para trabajar estas emociones desde pequeños? ¿Qué herramientas pueden resultar eficaces en estos casos?

Hoy os traigo un post lleno de recursos para emplear con niños a partir de dos años, para poder gestionar las emociones, identificarlas, clasificarlas, canalizarlas y expresarlas adecuadamente.
Son ideas que pueden ayudar tanto a los peques como a los adultos, y que pueden crear en todos una rutina de gestión adecuada y funcional.Se trata de aportar ideas que ayuden en la relación familiar y hagan que la convivencia sea un hecho positivo y agradable.

Aquí podréis conocer cómo usar los botes de las emociones y el bote de la calma, y además me encantará conocer vuestros trucos e ideas para resolver estos momentos y situaciones en casa.

Así mismo debemos comprender las etapas del desarrollo evolutivo del niño y su evolución cerebral, ya que cada niño tiene su ritmo madurativo y necesita unos tiempos para llevar a cabo unos procesos u otros.

Además este post viene con sorpresa, podéis descubrirla aquí y participando en ese mismo post en colaboración con el Club de Malasmadres. 

Feliz martes a todos! 

Niño, no se llora!

El llanto en los niños es una herramienta de comunicación, además de ser un modo de expresar emociones, sentimientos y necesidades, como os contaba en este post.

Cuando aparece el llanto en bebés es común escuchar al entorno decir frases como:
– No le pasa nada porque llore
– Déjale que llore que le viene fenomenal para ensanchar los pulmones
– Eso no es llorar
– Se queja para que le cojas porque tiene mucho morro
– Qué listo/a es tan pequeño/a y ya nos toma a todos el pelo
Y un largo etcétera que nos hace asignar al niño un serie de atributos y calificativos, que es incapaz de tener debido a lo pequeño que es.img_6504 Seguir leyendo

¿Cómo podemos ayudar a sobrellevar mejor los cambios a los niños?

Normalmente la mayoría de las familias tienen una base de la que parten sus rutinas, sus horarios, sus hábitos y costumbres.
Esto es lo que les conforma como familia, como su propia y única familia. Lo que los distingue del resto y les hace tener su propia identidad.

Al inicio, la pareja que se haya creado antes de tener hijos, tiene sus hábitos y rutinas, pero al llegar el primer hijo, esto cambia y, tanto el bebé como los padres, deben hacerse a este cambio, reestructurando las normas, los hábitos y las costumbres. Creando una nueva rutina y añadiendo o eliminando ciertas costumbres que entran en beneficio o perjuicio para su familia, siempre partiendo de según sus ideales.

Y ¿no es verdad que como pareja, el cambio de dos a tres es todo un desafío? ¿No os sucedió que todo se removió y hubo que reestructurar algunos pilares en los que os habíais asentado hasta ahora? ¿Este cambio que tanto deseabais no os hizo sentir muchas emociones?
Creo que está claro que la mayoría de los que tenemos hijos pensamos que nos aportan cosas increíbles y que haberlos tenido es de lo más maravilloso, pero la realidad es que los cambios nos cuestan y nos desestabilizan.
El proceso es costoso y se necesita tiempo, estabilidad y crear una nueva rutina con nuestro nuevo presente.img_6507Y ¿por qué os pongo en esta situación? ¿Por qué emplear este ejemplo?
Porque para los niños sucede algo muy parecido. Para ellos cada cambio en sus hábitos o costumbres, suele suponer grandes sentimientos. Seguir leyendo