El proceso de escritura

En torno al año de vida, los niños empiezan a interesarse por coger un lápiz y garabatear sobre un folio, haciendo líneas, formas y de más figuras abstractas que son el inicio de una acción que realizará el resto de su vida: emplear el lápiz y escribir.
Poco a poco iremos viendo cómo va interesándose por copiar trazos sencillos como líneas rectas horizontales o verticales o incluso círculos.

Más adelante los peques tratan de realizar dibujos y formas concretas, como cruces, triángulos, cuadrados, aspas u otras figuras que conforman dibujos que el peque encuentra en su entorno.

En torno a los cuatro años, muchos niños se interesan por empezar a escribir y leer (lectoescritura). El comienzo suele empezar por letras y números sencillos y su identificación, tratando de copiar el trazo, a veces seguido por líneas de puntos (como los cuadernillos Rubio), por imitación de otra imagen, conociendo el trazo a través del tacto o más tarde por noción propia.

Todo ello es un proceso gradual que los niños inician cuando están interesados y maduros para ello, y no deben ser presionados a ello, ya que hasta los seis años es habitual que muchos no se vean preparados o interesados en comenzar este aprendizaje.

Igualmente veremos que es fundamental una correcta prensión del lápiz, hecho que puede empezar a trabajarse a partir de los tres años, pero igualmente sin forzar al peque.

Según vayamos viendo que mejora dicha prensión, mejorará la calidad del trazo y la precisión de éste, siendo paulatinamente más adecuado y conciso, con una fuerza adecuada.

Para ello, hoy os quiero enseñar una herramienta que puede ser de gran utilidad a partir de los 3-4 años de edad, según el interés y madurez del peque. Es «Yo aprendo a escribir»un material muy útil para comenzar a copiar trazos y realizar formas concretas.
Se trata de un pupitre con varias plantillas plastificadas, un rotulador y un borrador.
Las plantillas son de dos categorías distintas: dibujar trazos o escribir.
Las plantillas para dibujar se pueden ofrecer a partir de los 3 años, a niños que tengan interés por copiar imágenes o seguir líneas de puntos.
Más adelante, en torno a los 4-5 años, podemos ofrecer las plantillas que tienen letras y palabras.

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El pupitre tiene una base con luz que hace que al colocar la plantilla encima de ésta se observen los trazos a seguir para formar líneas como el dibujo indica. La luz hace que se refleje lo que el niño debe completar. Para emplear correctamente esta herramienta, debemos tener menor luz en el ambiente, para de este modo observar correctamente el reflejo que emite la lámpara de la base.

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Al comenzar a usar este pupitre debemos poner la luz y que así el niño pueda ver los trazos adecuados que debe seguir en el dibujo, para más adelante poder retirar la luz y dejar que el peque realice la plantilla por sí mismo, sin necesidad de seguir una guía reflejada y simplemente emplear el método de observación y copia del modelo que da la platilla.

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Este pupitre es muy buena herramienta para el comienzo del seguimiento de trazos, la realización de formas y letras y la adquisición del abecedario.
Además algo muy positivo es que puede realizarse todas las veces que queramos, borrándolo después con el rotulador, esto hace que sea un material duradero y que puede emplearse en sesiones de tratamiento, ya que pueden emplearlo varios niños siendo el mismo material siempre, sin necesidad de comprar más material o fichas nuevas cada vez que se van realizando.

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Para una correcta adquisición de la escritura, debemos emplearlo junto a otras herramientas, como el dibujo libre, la unión de puntos, el coloreado y otros ejercicios que gusten y llamen la atención del niño, ya que estamos hablando de una etapa muy importante y sensible en el niño, en la que debe sentirse motivado a iniciar un proceso que empleará el resto de su vida.

Y tu ¿cómo fomentas el interés por la escritura? ¿Qué herramientas empleas para mejorar la prensión del lápiz? ¿Tienes algún material que guste mucho a tus peques?

* Si os gusta «Yo aprendo a escribir» podéis conseguirlo en la web de Dideco, y podéis obtener un 10% de descuento al utilizar el código ATTEMPRANA. Recordad que este código os sirve para comprar en toda la web.

¿Aprendemos las horas y a situarnos en el tiempo?

El reloj calendario de Goula de Dideco es un básico imprescindible para cualquier casa o aula de infantil o primaria.

Se trata de un material recomendado a partir de los tres años o cuando el niño esté interesado por la temporalidad, los números, el clima y la esquematización de una rutina u horario.

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Durante toda mi experiencia profesional he contado con herramientas similares de construcción casera o DIY, como ahora se llaman, pero que al final resultaban menos resistentes y llamativas para los peques que esta opción que hoy os presento de la mano de Dideco.

Este material es muy útil para crear hábitos y rutinas en los niños, sobre todo en mi campo dentro de la atención temprana y la discapacidad, donde se tiende a realizar las mismas pautas de iniciación y finalización de sesiones para estructurar y centrar al niño en el contexto y que así les sea más sencillo comprender el inicio y el fin de las sesiones, el saludo y la despedida.

En mi caso, lo he empleado de forma habitual en el inicio de las sesiones y os cuento cómo:

– Podemos comenzar por el clima, algo que los peques de dos años con ayuda del adulto, son capaces de hacer mirando por una ventana o tras haber estado en la calle.

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Al principio podemos tratar de ayudarles a colocar el casillero sobre el clima que corresponda. Luego lo podrá hacer el peque sin ayuda.

– Después podemos seguir con los días de la semana, donde podremos trabajar de la misma manera descrita que con el clima.

Además los días de la semana incluyen el dibujo de unos círculos bajo el nombre según si es lunes (un círculo o punto), martes (dos), miércoles (tres), jueves (cuatro), viernes (cinco), sábado (seis) o domingo (siete).

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Éstos a su vez están pintados en diferentes colores para diferenciarse unos de otros y del mismo modo poder enseñar a los peques a diferenciar al principio cada día de la semana por su color, algo que ayuda mucho al inicio.

– Más adelante podemos tratar de integrar los meses y las estaciones del año, algo que suele resultar sencillo para ellos, ya que no cambia con frecuencia, sino que cambia cada mayor tiempo respecto al resto de componentes de la tabla.

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Los meses del año suelen aprenderlos de forma sencilla desde pequeños y, de la mano, sucede lo mismo con las estaciones de año, donde además suele potenciarse su aprendizaje a través de algunas manualidades o actividades en clase, como recoger hojas de los árboles en otoño, pintar flores en primavera…

Por todo ello podemos trabajar su adquisición a través de este material y recordar el mes y la estación en la que nos encontramos cada día, para que el peque lo integre y aprenda.

El mejor modo es hacerle partícipe de la colocación correcta de la flecha, pidiéndole que la sitúe sobre el mes en que nos encontramos y, de este modo, observará directamente la estación del año en la que estamos según el mes. La misma flecha señala ambas cosas.

– Lo siguiente sería la adquisición de los días del mes, algo que con rutina y trabajo diario podemos hacer que el niño integre al cabo de pocos días, ya que podemos trabajar la temporalidad, haciéndole recordar qué día fue ayer para comprender que hoy es un día más, es decir, si ayer fue día 9 y lo pusimos en el calendario, hoy será un día más, por lo tanto día 10. Poco a poco irá recordando la fecha del día anterior y situando la del día de hoy.

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Esto les hará integrar y tener percepción del tiempo y los días, algo que trabajando el día y la noche les hace comprender e interiorizar mejor este concepto.

– Por último, trabajaremos las horas y los minutos, de manera muy visual y sobre la tabla. En el reloj observamos: horas de 1 a 12 y de 12 a 24, minutos, cuartos de hora y las horas en punto.

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Podemos trabajarlo primero con orientación respecto a las rutinas diarias fijas del niño, es decir, si siempre nos levantamos a la misma hora, podemos pedirle que coloque las agujas del reloj a la hora que nos levantamos, para que relacione esa posición con la mañana y la hora de levantarse.

Si queremos que comprenda cuánto queda para realizar algo, o a qué hora haremos algo, como por ejemplo: “¿a qué hora acaba la clase?”, podemos explicarle que cuando la aguja pequeña marque el 5, por ejemplo, y la grande el 12. Explicándole al peque que eso son las cinco de la tarde y será cuando nos vayamos.

La temporalidad se les puede explicar en relación a hábitos del día a día, como por ejemplo, es por la mañana cuando nos levantamos, es mediodía cuando comes, es por la tarde cuando sales del colegio, es por la noche cuando nos vamos a dormir. También les podemos ayudar a estructurar las acciones en relación a hábitos, como por ejemplo, iremos al parque después de merendar.

Este concepto es esencial para que el niño tenga seguridad y sepa situarse en relación al tiempo, ya que conocer los tiempos hace que sepa anticiparse a las rutinas, tenga conocimiento y estructura de su vida y pueda saber qué va antes y después de cada día, hora y minuto.

Además este material favorece significativamente la atención del niño, tanto individual como conjunta con el adulto que le enseñe, ya que es un aprendizaje muy significativo y que es útil y necesario para toda la vida.

La memoria también se ve potenciada a través de esta tabla, donde el esfuerzo y el aprendizaje diario harán que se alcance su adquisición total.

Además la tabla puede emplearse sobre una mesa de forma portátil o colocándola en la pared, con unos clavos sobre los agujeros que lleva integrados, algo que es muy útil y libera espacio en la habitación y da visibilidad al juguete, que es muy atractivo y bonito, con colores llamativos y un aspecto clásico y sencillo, que ha encantado a todos los peques con los que hemos trabajado.

Además, me parece que su precio es muy bueno para la utilidad tan prolongada que tiene y la calidad tan buena que ofrece. Podéis encontrarlo por menos de 24€ en vuestra tienda Dideco más cercana o en su página web, aprovechando su envío a España y Europa.

¡Un material muy aconsejable y útil para todos los peques!

Nuevas tecnologías

Está claro que los juegos para niños han evolucionado muchísimo, no cabe duda de que ahora mismo son pocas las familias que no incluyen entre sus entretenimientos alguno tecnológico tipo tableta, consola u ordenador. Desde bien pequeños podemos ver a muchos niños cómo manejan mejor que los adultos todos estos aparatos tecnológicos y se entretienen durante tiempos largos sin perder atención. Seguro que hay quienes defienden todo lo que se puede potenciar con ellos pero yo soy más partidaria del juego tradicional y de aprender conceptos a través de la realidad, de los objetos, de los juegos físicos, de la calle o el parque y las nuevas tecnologías en niños como complemento. Está claro que mi opinión al respecto no es tajante y no es un «no» rotundo al uso de las nuevas tecnologías, sino un uso adecuado y respetando la edad de cada niño. Creo que la idea de que esto es el futuro es un poco exagerada. Está claro que hay muchos avances y se van perdiendo métodos de enseñanza-aprendizaje porque caen en desuso pero de ahí a que todo en el futuro se vaya a adquirir de este modo, me cuesta creerlo. Las nuevas tecnologías tampoco deben prohibirse sino marcar los tiempos de uso y las edades adecuadas en cada caso. El otro día leí en «Salud total- Médicos y medicinas»: «Altos directivos de empresas tecnológicas multinacionales del Silicon Valley mandan a sus hijos a colegios que se promocionan como ser centros donde no se utiliza la tecnología en sus aulas. Según ellos, el ordenador impide el pensamiento crítico, deshumaniza el aprendizaje, la inter- acción humana y acorta el tiempo de atención los alumnos. Uno de los padres, el señor Eagle, graduado en tecnología y alto mando en Google, dice: “Mi hija de quinto de primaria no sabe cómo usar Google y mi hijo de tercero de secundaria está empezando a aprender. La tecnología tiene su tiempo y su lugar (…). Es súper fácil. Es como aprender a usar pasta de dientes. En Google y en todos estos sitios, hacemos la tecnología tan fácil que lo puede usar cualquier persona. No hay razón por la que los niños no puedan aprenderlo cuando sean más mayores. (…) La idea de que una app en una tablet puede enseñar mejor a leer a mis hijos, eso es ridículo.»» Esto me hace reflexionar aún más sobre mi teoría. Creo que emplear aplicaciones en teléfonos o tablets para aprender a adquirir colores, letras o números, hacer puzles o rompecabezas no es la idea que yo tengo de aprendizaje. La riqueza de la interacción entre varias personas para adquirir conocimientos se pierde, ya que uno mismo puede aprender solo a través de una máquina o el pensamiento creativo o imaginativo, dejan de ser necesarios ya que la tableta no es igual que un padre o una madre o un hermano que te hace aprender a través del juego, el movimiento o la imaginación… Ahora mismo observo a mucho niños que juegan con los móviles o con las tablets de los padres mientras ellos realizan otras tareas. El problema no es este sino lo pequeños que son esos niños. Muchos no superan los tres años y ya están pegados al aparatito viendo unos dibujos o dándole al botón, inmersos en esa actividad y evadidos del resto del mundo real, donde poder aprende muchas cosas probando y explorando su entorno. Quizás todo tenga su lado positivo y las nuevas tecnologías o internet sirvan para otras cosas que yo no soy capaz de valorar pero para mi no son esenciales para aprender nuevos conceptos que se pueden aprender de otros modos más tradicionales.

JUEGOS DE PSICOMOTRICIDAD

Hay dos juegos que me gustaría compartir con vosotros ya que gustan mucho en mi labor como psicomotricista. Están recomendados especialmente para niños de entre tres y seis años. Para ello debemos preparar material:

1) TENDER LA ROPA: 2 o más personas.
– Con tela vieja de alguna prenda que ya no queramos o no usemos, recortaremos dibujando pequeñas prendas de ropa, como calcetines, camisetas, pantalones, etc. Trozos pequeños, del tamaño de una mano. Podemos buscar dos o tres telas diferentes y recortarlas, de tal modo que nos quedarán miniprendas de ropa.
– Pinzas de la ropa grandes.
– Una cuerda larga.
– Una caja para guardarlo.
El juego consiste en poner la cuerda extendida como si de un tendedero se tratara, la podemos atar a dos sillas por ejemplo. Se les pedirá a los niños que tiendan la prenda que nombramos, por ejemplo, calcetín blanco. Y que corran, lo busquen en la caja, cojan una pinza y lo cuelguen en la cuerda. Con ello se fomenta la competitividad, la atención, los juegos de equipo, ya que si son 4 o más niños, habrá dos por grupo y tendrán que hacerlo los dos bien para ganar a los rivales. También fomenta la discriminación de prendas, colores…
Se mejora la motricidad fina, ya que poner las prendas con una pinza en la cuerda puede resultar muy complejo para un niño y necesita de práctica para realizarse adecuadamente. Y también tendrán que contar las prendas que ha colgado cada equipo, así que trabajarán conceptos numéricos. Aunque sean rivales tendrán que compartir cuerda, aspecto importante a trabajar entre niños, compartir con el rival el espacio, respetando al otro. Ganará el equipo que más prendas cuelgue o que antes lo haga.
Es un juego muy completo, sencillo y económico. Suele encantar a los niños.

2) EL JUEGO DE LAS MEDALLAS: 2 o más personas.
– Goma eva o fieltro de 3-4 colores.
– Cuerda elástica o cinta elástica para hacer el collar de cada medalla.
– Una caja para guardarlo.
Hay que recortar el fieltro o la goma eva con las tres formas geométricas básicas (círculo, triángulo y cuadrado) de dos tamaños cada color de tal manera que quede: dos círculos rojos, uno grande y otro pequeño, y así con cada forma y color. Una vez tengamos todas las formas de todos los colores y tamaños, las haremos un agujerito en la parte superior para poder introducir la cinta elástica para hacer una medalla o un collar con cada forma. De tal modo que quedarán hechas las medallas para empezar a jugar.
El adulto debe repartir las medallas por el espacio donde se vaya a jugar, dejándolas por el suelo, la superficie, a la vista de los niños pero separadas.
Los niños se colocarán en un punto de salida esperando a que les den la orden y el adulto nombrará la medalla que hay que buscar: círculo amarillo pequeño, por ejemplo. El niño que antes la encuentre se la colgará del cuello, como ganador de esa medalla por haberla encontrado el primero. El que más medallas tenga al final, es el que gana.
Con este juego se fomenta la espera de turnos, ya que hay que esperar a que el adulto diga la medalla que hay que buscar. Es un juego que requiere atención y buscar con la vista y discriminar. También se trabaja la competitividad, la motricidad gruesa a través de la carrera y la parada, el conocimiento y adquisición de las formas geométricas básicas y de los colores. Aprenden los tamaños y a contar cuantas medallas llevan colgadas.
Es un juego muy completo, que encanta a los niños y es realmente económico.

Espero que os gusten estas dos propuestas que os pueden venir genial de cara a la Semana Santa. Si tenéis cualquier pregunta no dudéis en realizármela.