El juego de lucha es parte del desarrollo evolutivo natural del niño y la niña.
Muchas veces nos preocupamos porque pensamos sobre qué es lo que estamos haciendo mal para que nuestros hijos e hijas jueguen a pelear, haya un juego de contacto físico, se empujen o persigan, cuando realmente pertenece a su desarrollo natural y es parte de su crecimiento personal.
Este tipo de juego les permite desarrollar muchos aspectos y valores tales como: la empatía, los límites, canalizar y gestionar emociones, favorecer el juego simbólico y otros más, que puedes descubrir en este post, en colaboración con Jugaia.
Además el juego de lucha no es comparable a los juguetes de lucha, como pueden ser las armas de juguete o los videojuegos violentos, ya que estos últimos pertenecen a un juego explícito, que no da pie a la imaginación, sino que están diseñados para repetir la función que tienen en la vida real pero dentro del juego.
El juego de contacto, también llamado juego rudo o desordenado comienza a partir de los 2 años y permanece hasta la edad adulta.
Si quieres saber más sobre este tipo de juego, cómo actuar y acompañar a tus hijos e hijas en este camino, y saber cómo gestionar las situaciones en cada momento, puedes hacerlo leyendo el post completo aquí.

Y para ello los materiales desestructurados son la opción ideal para cualquiera etapa y edad.
Aquí te traigo un post en colaboración con Jugaia, donde te hablo sobre el papel del adulto frente al miedo en la infancia. Cómo actuar y acompañar estas situaciones tan normales y habituales en esta etapa de sus vidas.
Está recomendado para peques a partir de 3 años, y es un juego sencillo pero rico en expresión y comunicación tanto en grupo como en familia.