Premios o castigos, ¿se deben emplear?

El refuerzo extrínseco a lo que hacemos, ya sea algo positivo o negativo, es un condicionante que empleamos los adultos con los niños para tratar de conseguir alcanzar un objetivo.

Si quizás pudiéramos darle una vuelta a todo esto y modificar el planteamiento, siendo conscientes de que el cambio debe comenzar en uno mismo, acabaríamos comprendiendo que el papel del adulto no es ofrecer un refuerzo externo sino explicar las consecuencias naturales a los actos, y asi poder decidir de manera consciente.

En este nuevo post te explico cómo educar sin premios ni castigos, descubriendo las consecuencias naturales de nuestros actos y decisiones y acompañando a los niños y las niñas en su desarrollo evolutivo, comprendiendo sus necesidades y los aspectos propios de cada etapa.

Puedes leer el post completo aquí, en la revista digital de Penguin Kids.

Y tú, ¿qué opinión tienes sobre este tema?

Te leo en comentarios!

Mi hijo no me pertenece

Tendemos a pensar que al tener un hijo o una hija, es nuestro hijo.

A veces no nos damos cuenta de que esto no es en realidad cierto hasta pasados unos años o incluso hay quien no es capaz de verlo a lo largo de toda la vida.

Haber traído al mundo a un ser humano, no nos da derecho a elegir por él, pensar por él, hacer por él o vivir por él.

Para comprender esto, valdría con pensar en cualquier otra persona del mundo respecto a nosotros, es decir, una pareja, un familiar, un amigo o un conocido. En estos casos seguro que sí tendríamos en cuenta sus opiniones, sus decisiones, sus gustos o intereses, sin anteponer la posesión y la pertenencia que nos adjudicamos al emplear la palabra hijo o hija.

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Descubriendo “Somos de leche” de Alba Padró

Tengo el placer de compartir contigo una charla que he tenido hace unos días con Alba Padró sobre su último lanzamiento, Somos de leche, su primer álbum ilustrado junto a Anna Baquero.

Somos de leche es un cuento maravilloso que nos adentra en la increíble aventura de la lactancia materna, haciéndola cercana a los más pequeños, atractiva e ilusionante, además de descubrirnos todo lo más significativo respecto a ésta.

Somos de leche, Alba Padró. Ilustraciones Anna Baquero

Este cuento está pensado para dar visibilidad a la lactancia materna, reconocer el papel de la madre en la crianza y transmitir el valor de todo ello a los más pequeños.

Te invito a que leas mi post junto a Alba Padró, en una entrevista que le he podido realizar para la revista PenguinKids, donde nos cuenta todo sobre este nuevo lanzamiento y nos explica cómo fue su proceso creativo.

Beneficios de los cuentos de cartón y solapas para los más pequeños

A menudo me preguntan cuáles son los primeros libros o cuentos que podemos ofrecer a un bebé, y desde qué edad podemos hacerlo.

Los libros deben estar desde una edad muy temprana al alcance de los más pequeños, para que así puedan empezar a tener contacto de manera autónoma con ellos y puedan integrarlos como un material más de juego y aprendizaje desde la infancia.

Pero es verdad que debemos seleccionar bien los primeros títulos que vamos a ofrecer a nuestros peques, ya que no todos son aptos para este momento del desarrollo.

Hay cuentos de cartón, de pequeño tamaño, hojas gruesas, con esquinas redondeadas, diferentes texturas, plastificados, con solapas… perfectos para esta etapa.

En este nuevo post que he escrito para la revista digital de PenguinKids, te cuento cuáles son los títulos más adecuados, qué opciones hay, el por qué de esta elección y las ventajas de ofrecer los cuentos desde una edad muy temprana.

Te espero en este post, que puedes leer completo aquí.

Las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos

Cuando pensamos en la idea de tener un hijo o una hija, mil ideas nos vienen a la cabeza y nos invaden los pensamientos, nuestras ilusiones, nuestros deseos, la idealización de un bebé que se convierte en niño, adolescente y adulto perfecto, sano, educado, que cumple todos los estándares que teníamos en nuestra mente, sin salirse de ellos en ningún caso.

Esto es muy beneficioso para la sociedad, ya que estos pensamientos favorecen el crecimiento poblacional y la natalidad, ya que nos impulsan a pensar en lo positivo de procrear como especie y no en aquello que pueda frenarnos a ello.

Sin perder de vista la importancia que esto tiene y lo positivo que es, también es esencial que pongamos los pies sobre la tierra y tengamos expectativas mínimas, que se puedan ver cumplidas o que mejor aún, se puedan ver cambiadas sin hacernos sentir decepción o fracaso.

¿Cuáles son estas expectativas básicas y necesarias? ¿Cuáles son aquellas que pueden resultar frustrantes a la hora de ser alcanzadas para nuestros hijos e hijas? ¿Cuál es nuestro papel como adultos?

Aquí te dejo mi nueva colaboración con el club de malasmadres, donde te hablo sobre las expectativas que tenemos sobre nuestros hijos e hijas, lo que influyen en su crecimiento y cómo podemos gestionarlo adecuadamente.

*Imágenes del club de malasmadres.