¿Cuándo está un niño maduro para retirar el pañal?

Hoy estreno colaboración con Tutete, la tienda número uno online de puericultura ligera en España. Una marca que es referente para todos l@s m/padres que tienen peques en su entorno o trabajan con ellos. Podéis encontrar una gama infinita de chupetes personalizados, utensilios de alimentación, juguetes, complementos y accesorios infantiles… todo lo que se os ocurra en relación a los peques.

Teresa, su co-fundadora, a la cual planteé la colaboración en su Blog, no dudó en abrirme un hueco en su proyecto, transmitiéndome y contagiándome su energía e ilusión. Es una persona cercana, atenta y amable que me ha dado la libertad y la seguridad de crear mi parte en este proyecto tan profesional en el que también Clara es parte esencial.

Ella me ha guiado en este empiece, dándome su apoyo ante mis dudas y acompañándome en mis ideas. De lo cual les estoy muy agradecida a ambas.

Así que hoy os traigo el primer Post en el que he participado, hablando sobre «La madurez de un niño para retirarle el pañal». Es un post esencial que nos aclara los signos y señales de madurez del niño a la hora de dejar el pañal, ya que con este post descubriremos si nuestr@ peque está preparado para empezar a usar el orinal o si debemos esperar un poquito.

Os dejo disfrutar del post y espero vuestros comentarios y experiencias!!

Descubriendo «El Monstruo de Colores»

Hoy os quiero hablar de un libro que recomiendo muchísimo a las familias para comprar a sus peques de dos, tres o más años: EL MONSTRUO DE COLORES.

Cuando aparece la temida etapa de las rabietas, todos nos hacemos las mismas preguntas: «¿Qué le pasa? ¿Qué puedo hacer? ¿Cómo hacer que no suceda? ¿Cómo gestiono la rabieta? ¿Cómo hacer que exprese sus emociones de forma adecuada?…»

Para ello hay muchos libros dentro de la literatura infantil que poco a poco os iré contando y descubriendo para que podáis escoger el más acertado a vuestra situación o problemática y encontrar apoyo con este material.

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DESCRIPCIÓN

Hoy os voy a hablar de «El monstruo de colores» de Anna Llenas, Editorial Flamboyant.

Se trata de un cuento corto de tapas duras que habla de las diferentes emociones que siente el protagonista, el Monstruo, cuyos sentimientos no sabe identificar y se siente raro, se encuentra hecho un lío y con todos revueltos entre sí.

Por ello llega su amiga y le ayuda a identificar cada sentimiento o emoción y a poner cada uno en un tarro distinto, para así tenerlos separados e identificados, sin mezclarlos.

A lo largo del relato el Monstruo va identificando cada emoción una por una y la pone en el bote correspondiente, asociando cada emoción a un color.

Cuando el Monstruo habla de cada emoción, la describe brevemente para que el niño que ya lee o el adulto le ayude a identificar cada sentimiento y comprender el relato.

Habla de la alegría, que la guarda en un bote amarillo; la tristeza asociada al color azul; la rabia al color rojo; el miedo al color negro; la calma al color verde; y por último el monstruo aparece de color rosa, insinuando el amor o la felicidad.

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El cuento termina con el Monstruo sonriente, de color rosa, por haber conseguido identificar sus emociones y haber sabido ponerlas por categorías.

MORALEJA

Lo que este cuento trata de enseñar al niño es a poner palabras a sus emociones, ya que en cada emoción el Monstruo y la niña describen lo que se siente. Esto hará que los peques sean capaces de verbalizar sus sentimientos e idenficarlos, evitando las rabietas, la confusión o el desconcierto.

Ser capaz de expresar lo que uno siente evita llegar al límite de la rabieta, el enfado excesivo, el llanto o la agresividad (algo que también puede suceder como os contaba en este post).

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La moraleja del cuento es esa: ser capaces de ordenar e identificar los sentimientos nos dará seguridad y nos hará más felices, tranquilos y calmados.

CONCLUSIÓN

Un libro muy recomendable, ya que es esencial para la etapa de la reafirmación y el «no», que suele darse de los dos a lo tres años o incluso a veces antes.

Esencial para comprender e identificar emociones.

Se puede emplear como apoyo al dar calma al niño tras haberse enfrentado a una rabieta o de libro de lectura diaria por la noche, por ejemplo, sin tener que usarse como apoyo.

PUEDES COMPRARLO AQUÍ.

Qué hacer cuando los niños muerden y/o pegan

Hoy te cuento en el Club de Malasmadres cuáles son los principales motivos por los que un niño pega o muerde, qué hacer ante tal conducta y cómo prevenirlo.

Hoy vengo a hablaros de ese momento tan temido, ese momentazo donde te enfadas con tu hijo, le niegas algo o le pones límites y, de repente, te pega un bocado o te da un manotazo; así, sin comerlo ni beberlo. Y empiezas a preguntarte qué ha pasado para llegar a este punto, dónde está tu bebé que hace dos días se movía a tu antojo y no sabía decir “no”.

Y de la mano aparece el sentimiento de culpa. Y te planteas si tu hijo te ha mordido porque va a la guardería o si es porque pasa mucho tiempo contigo y, las dudas te invaden y te hacen cuestionarte a ti misma.

Por eso hoy vengo a desmontar todo esto, a daros otra visión de estas conductas, para que comprendáis que es un proceso natural del niño, que aparece con mayor frecuencia de lo que creemos y que no viene asociado a “niños malos”, como siempre se nos ha hecho creer.

Tenemos que partir de la base de que nuestro bebé está madurando y, por lo tanto, empieza a ser un ser independiente y que gana autonomía y quiere explorarlo todo. Esto sucede a partir del año y pico y se prolonga en el tiempo dependiendo del niño, la familia y su entorno.

Esto es importante para que entendáis que los niños que pegan o muerden desde el año hasta los tres o incluso los cuatro años, no lo hacen con la intención de agredir físicamente ni de hacer daño sino con otras intenciones que os explico más adelante.

Para que comprendáis bien estas conductas, lo primero es saber los motivos por los que nuestro hijo está pegando o mordiendo.

En esto es en lo único en lo que yo encuentro diferencia respecto a las dos conductas, ya que morder y pegar van muy de la mano, aunque es bueno diferenciarlos a la hora de explicar las posibles causas que llevan a tu hijo a hacerlo.

Un niño muerde:

1. Porque quizás solamente tenga hambre.

2. Puede estar saliéndole algún diente y esto le hace llevarse cualquier cosa a la boca y tener la necesidad de morder y frotar sus encías con cualquier cosa.

3. Imita la conducta en otros niños.

4. Siente frustración por: no poder hacer algo, por no saber pedir ayuda, por no recibir la atención que en ese momento necesita, por no tener lenguaje para expresarse y decir lo que quiere con palabras y entonces recurre a lo más primario, a morder, como cualquier otro mamífero.

5. Llama la atención de la manera que puede, por celos, por ejemplo.

Un niño pega:

1. Porque imita a otros sin saber que es algo malo.

2. Siente frustración, incomprensión…

3. Quiere llamar nuestra atención.

Si aquí sigues leyendo porque te sientes identificado con lo que cuento, estarás preguntándote y “¿entonces qué hago para prevenirlo?”.

Pues si tu hijo es de los que ni muerde ni pega, ¡Enhorabuena!, pero te aconsejo que tengas claras ciertas herramientas para prevenir que lo haga, ya que como ves en las causas de por qué lo hacen, es bastante común que un niño se sienta de alguna de esas maneras a lo largo de su infancia.

¿Cómo puedes prevenirlo?:

1.Intentando anticiparte a aquellas cosas que le hacen morder o pegar. Como ya sabemos que no podemos controlar el mundo (ni lo pretendemos), intentaremos controlar lo que esté a nuestro alcance. Si crees que si le dices “no” a algo te responderá pegando o mordiendo, agáchate a su nivel y cogiéndole de las manos suavemente le dices que eso no está bien. Al tenerle contenido con tus manos, ya previenes que te pegue y puedes sujetarle para que no muerda.

2. Dando mensajes claros y directos, sin dar vueltas ni muchas explicaciones. El lenguaje es uno de los principales motivos por los que los niños se frustran y tienden a agredir. No saben cómo expresar enfado, rabia, nervios o descontrol y su manera más primitiva o primaria es mordiendo o pegando. Por lo tanto, demos palabras a lo que sienten antes de que peguen. Puedes decir en voz alta: “Sé que estás enfadado; que quieres esto y no te lo doy; ¿necesitas ayuda?”, lo que creemos que diríamos nosotros en esa situación si estuviéramos en la piel del buenhijo. Esto previene que llegue al límite de pegar.

3. Si prometemos cumplimos, es esencial, aquí nuestra palabra no puede fallar; porque si no perdemos credibilidad y el ansia y la frustración aparecen.

4. Acompaña en el enfado al buenhijo, no le amenaces con irte, con comportarte peor que él, en definitiva. No puedes enseñar a que respeten sin respetar, a no pegar pegando o a morder mordiendo. Cuántos adultos he visto que dicen “No pegues” a la vez que dan un cachetazo al niño en la mano o en el culo. Muy buen mensaje no es, y además poco claro para el niño. Recordemos que son imitadores natos y lo copian todo, y parece que lo malo antes que lo bueno.

Ahora puede que estés realizándote una pregunta: “Y si mi buenhijo ya pega o muerde, ¿qué hago?”. Pues sobre todo, aunque suene a tópico y a imposible, tratar de sacar paciencia de donde no la haya y aplicar estas estrategias, que con constancia y repetición nos serán muy útiles para enfrentarnos a un proceso madurativo habitual, pero que queremos que cese y no vaya más allá.

¿Qué hacer si ya lo hace?

1. Reacciona, es hora de poner límites de forma amable, firme y calmada. Hay que proteger sobre todo que no se hagan daño ni se lo hagan a nadie.

2. Empatiza con tu hijo y piensa por qué acaba de hacer esto. Tenga o no razón, no cambiará nuestra reacción, ya que pegar o morder no está contemplado bajo ninguna excepción, pero sí que hay que pensar que los motivos son importantes para comprender a nuestro hijo.

No es lo mismo que pegue porque un niño le ha quitado su juguete, que lo haga porque él se lo ha quitado al niño. Nuestro acompañamiento es darle estrategias para no repetir la conducta. Si el peque ha quitado algo a otro niño, le explicaremos que no es su juguete y que tiene que devolverlo, como a él le gustaría que hicieran. Si el juguete es suyo y se lo han quitado, le explicaremos cómo puede pedírselo al niño sin pegar, con palabras, que entendemos que esté enfadado, pero no pegando o mordiendo.

3. No hagas lo que no te gustaría que repitiera. No le pegues, no le grites, no hagas cosas que no son un modelo para tu hijo. Además piensa que no lo hace por molestarte o hacerte desesperar, sino por lo antes explicado. Si consigues verlo así, tienes mucho ganado.

4. Bájate a su nivel y mirándole a los ojos dile claramente “no” y explícale de una forma sencilla que no se pega o muerde. Insistir es esencial y como ellos no tienen conciencia de tiempo tienen mucha más paciencia que nosotros, así que ánimo, piensa que en unos meses habrá pasado.

5. Si pega o muerde en otro espacio, no es tu responsabilidad. Si la abuela, la profe o el tío te cuentan que ha pegado estando con ellos, dales este post y a seguir. No es responsabilidad tuya volver al tema cuando ya ha pasado. No regañes al peque por algo que ni has visto y que pasó hace tiempo, porque estarás hablándole en chino. Los niños (1-3 años) comprenden causa-efecto de forma inmediata, no comprenden que estés enfadado por algo que pasó hace horas, no saben relacionarlo.

Y si todo esto no funciona o no te ves con fuerzas, lo mejor es que dejes a tu hijo un rato con alguien que se encuentre con más fuerzas o paciencia que tú, o simplemente retírate o trata de mantener tu atención en otra cosa. No te hagas responsable de tal conducta. Y, sobre todo, ten en cuenta que les sucede a muchos niños, vayan o no a la guardería, tengan o no hermanos, etc.

Estas conductas son fruto de los cambios madurativos de los niños, que tienen que adaptarse rápidamente a todo lo que van conociendo y aprendiendo, y hacerse mayor cuesta, pero todo pasa, piensa sólo en eso, ¡es tu única esperanza!

Puedes compartir tu experiencia con todos y yo misma contestaré a tus dudas o propuestas.