La importancia del vínculo afectivo

Si hay algo esencial en la crianza de los niños es el vínculo afectivo.
Es algo de lo que todos oímos hablar pero no sabemos muy bien cómo potenciarlo de una forma sana y positiva, sin llegar a ser sobreprotectores o posesivos, pero dando seguridad y confianza a nuestro hijo. Haciéndole un ser seguro de sí mismo, apoyado por sus padres y sobre todo, feliz y querido.

En mi propia labor diaria, potencio este vínculo con los niños antes de comenzar las sesiones, para que acudan al tratamiento de atención temprana con alegría, con seguridad, con confianza y sobre todo respetando su espacio y sus tiempos. Desde ahí parto para seguir un camino largo con cada niño, donde quizás estemos trabajando durante muchos años juntos y la base debe ser sólida como en toda relación entre personas.
Debido a que mi trabajo se basa fundamentalmente en el tratamiento a niños con dificultades y sus familias y entorno, muchas veces el vínculo de las familias con los pequeños es costoso de establecer, ya sea porque las expectativas marcadas no se han cumplido, porque es complicado enfrentarse a los problemas, porque todo nos ha pillado de imprevisto, cuesta enfrentarse con la realidad… Es lógico comprender que el vínculo deba potenciarse con unas pautas que sirvan de guía y acompañamiento.
Es positivo que todos tengamos herramientas para favorecer un vínculo afectivo sano y seguro con nuestros hijos, ya que aunque sean lo más deseado, hay un proceso de llegada al mundo, donde debemos conocernos y adaptarnos los unos a los otros, a la nueva vida que hemos creado y que vamos a vivir.

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Alimentación complementaria

La alimentación complementaria, a partir de los seis meses, debe iniciarse poco a poco y entendiéndolo como lo que es, es decir, algo complementario, que se añade a la lactancia y no debe suplantarla, ya que hasta el año el niño debe tomar en su mayoría leche.
Teniendo en cuenta esto, son muchos los métodos de introducción de la alimentación complementaria.
Hay una gran corriente que introduce los nuevos alimentos únicamente triturados hasta el año o incluso alargándose en el tiempo, dependiendo del niño.
Primero se comienza con las frutas y verduras y después se añaden las carnes como el pollo, ternera, pavo, cerdo, cordero y por último, el pescado.
En los purés puedes introducir gran variedad de alimentos y asegurar la ingesta de todos juntos de forma cómoda y rápida.
Se recomienda que se realice sentado en posición vertical, para que sea adecuada y no haya problemas de atragantamiento.
Se suele recomendar un puré de verduras y carne/pescado a la hora de comer y papilla de frutas para merendar. El resto de comidas serían leche y cereales.
Hay otro método que está teniendo mucho auge en la actualidad; se llama Baby-led Weaning.

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Invitación al movimiento

Desde que el niño cumple los seis meses más o menos, su actividad se dispara en todos los aspectos.
Comienza a interesarse mucho más por el entorno y a querer ser más independiente, en la medida de sus posibilidades.
Aquí descubrimos que el mejor ejercicio para los niños es el suelo.
Algo tan sencillo como jugar en el suelo potencia todos los aspectos que necesitan para ejercitar sus músculos, el desarrollo cognitivo, la motricidad gruesa, la coordinación, la fuerza…img_0882
Los peques necesitan estar en el suelo y empezar a moverse y desplazarse por sí mismos, primero con el volteo, luego reptando y después gateando, sentándose y poniéndose de pie.
Para ello debemos buscar un entorno seguro, libre de enchufes, cables, esquinas, piezas pequeñas y otros materiales que puedan dañar al pequeño.
Una vez protegido el espacio, debemos cubrir el suelo con un tapiz, una manta u otro elemento que amortigüe mejor las caídas que el duro suelo, ya que serán varias las que el niño tenga mientras prueba, ensaya y progresa. Está claro que el mejor protector son los padres, que deben anticiparse al movimiento del niño y parar el golpe, pero para prevenir, lo mejor es cubrir el suelo.
La higiene en esta fase es esencial. Debemos limpiar la zona donde el niño estará para que no tenga pelusas que pueda llevarse a la boca u otros elementos.
Colocar algunos juguetes que sean llamativos para el peque enel suelo ayudará a que éste disfrute del juego y trate de desplazarse a por ellos.
Debemos dejar al niño libre, sin guiarle constantemente, para que pruebe, ensaye y mejore cada día, sin un modelo.
Poco a poco veremos cómo va logrando movimientos nuevos y va ganando fuerza y coordinación y mayor control de su cuerpo.
De este modo explora, conoce más su cuerpo, siente a través de sus sentidos y conoce sus posibilidades y las mejora cada día con la práctica.
El niño se siente muy satisfecho al ver su progreso y sentirse más autónomo y capaz sin necesitar tanta ayuda por parte del adulto.
El papel del adulto es acompañar y apoyar en cada movimiento, sin dejar solo al pequeño. Protegiéndole y dándole seguridad en cada uno de sus intentos.

Mi porteo

Hay algunas cosas que me hubiera gustado hacer antes de que naciera mi hija una vez ha pasado el tiempo y puedo ver las cosas con cierta perspectiva.
Echando la vista atrás me hubiera gustado informarme más sobre el porteo, ya que no tenía muy claro si era la elección adecuada para llevar a mi niña. Desde hace tiempo me descubrieron una hernia en las lumbares y no sabía muy bien si iba a poder portear a la peque.
Poco a poco a pesar de mis limitaciones, pensé que era algo que quería hacer pero no conocía a nadie cercano que lo hubiera hecho ni tenía acceso a mucha información directa.
1- Mirando y buscando algo que respetara la postura horizontal del bebé encontré un portabebés diferente y que no había visto por la calle, el Minimonkey. Es un pañuelo con forma de media luna que se ata al cuello y permite llevar al niño desde recién nacido hasta los 3 años más o menos, cambiándole la postura.
Al principio se usa tumbando al bebé dentro del pañuelo, pero debido al buen tamaño de mi peque y unido a toda la ropa de abrigo que hay que poner en invierno, casi no cabía e iba un poco incómoda tanto ella como el que le porteaba (su padre o yo). Finalmente tras insistir varias veces y ver que era un poco agobiante o como que se sentía ahogada, desistimos y decidimos dejarlo para más adelante.
Este pañuelo o portabebés tiene la posibilidad de llevar al niño en posición sentado, hecho una bolita, y más tarde se puede llevar con el niño en una cadera, de lado, como muestran las imágenes.

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Potenciar la simetría entre lados

Desde que un bebé nace podemos llegar a observar ciertas tendencias en cuanto al lado en que más gira la cabeza, la mano que más mueve, el brazo que más lleva a su cara, la manita que más se lleva a la boca, el lado al que voltea con más facilidad… Hay niños que son bastante simétricos y a penas se notan estas diferencias.
En cambio en los que sí se aprecien estas conductas, debemos observar las de los que están con el niño, ya que a veces se tiende a cogerle siempre con el mismo brazo y a dejarle libre el mismo lado del cuerpo, que coincide con ser el que más mueve, o a bañarle y darle de comer con la misma mano y posicionarle siempre del mismo modo.
Debemos ir alternando el lado con el que hacemos cada actividad cotidiana y fomentar el lateral que más le cueste al pequeño.
Si observamos que el niño siempre gira su cabeza al lado derecho, le hablaremos más por el lado izquierdo, le ofreceremos más los objetos por el lado izquierdo, sin olvidarnos del derecho, para no crear la reacción inversa. Es cuestión de igualar ambos lados, para potenciar la simetría entre el lado izquierdo y el derecho.
Si el pequeño voltea sólo hacia el lado izquierdo, trataremos de ponerle más juguetes en el lado derecho y de llamarle por ese lado, ayudándole a que así gire hacia el lado derecho con estímulos.
No consiste en volvernos locos pensando en cómo colocar al niño cada vez que estemos con él o cómo hacerlo adecuadamente, sino de acordarnos alguna vez al día de tratar de estimular ese lado que le cuesta un poquito más pero que sin duda irá progresando igual que el otro, aunque con mayor rapidez si recibe el estímulo adecuado.
Siempre ser espontáneos y realizar todo a través del juego, ayuda a que el peque colabore más y disfrutemos más de su progreso.