En la piel de Lorena: mamá de Gael

Hoy nos ponemos en la piel de Lorena, madre de Gael, quien no dudó en escribirme al ver la nueva sección de mi blog. Es una seguidora que conoce muy bien las palabras atención temprana y van muy unidas a su vida desde que llegó Gael, su peque.  Hoy podemos conocer una historia donde la atención temprana y la esimulación han estado presentes desde el nacimiento hasta la actualidad y donde vemos unos avances muy significativos en Gael.

Hoy nos lo cuenta su mamá en esta nueva colaboración. Gracias Lorena por tu generosidad, tu cercanía, tu empatía y tu dulzura. Un auténtico placer tenerte en el blog.

-Soy Lorena, me considero una persona cariñosa, alegre y divertida. No llevo muy bien los cambios, soy bastante miedosa… aunque tenía muy claro que quería ser madre. Lo que no sabía yo era que la maternidad iba a ser toda una aventura. Pero con todos los «baches», soy muy feliz y me he dado cuenta que soy más fuerte de lo que pensaba. Soy cocinillas, costurera muy novata, me encanta estar al aire libre y, en los ratos libres que me deja todo esto, ingeniera.-

Mi hijo Gael es un gran prematuro que nació a las 27 semanas de gestación, en Febrero de 2013. Tuvo muchos problemas respiratorios, por lo que su estancia en la «neo», la UCI de neonatos, se alargó 7 meses. Y ahí es cuando oímos hablar por primera vez de estimulación y atención temprana.20130915Por suerte, el hospital cuenta con una terapeuta que empezó a tratar a Gael estando aún en la incubadora (no pesaba ni 2 kilos en la primera sesión).

Recuerdo las primeras sesiones, dedicadas al masaje infantil (nos dejábamos los brazos metidos por las ventanillas de la incubadora para poder darle el masaje). Luego empezamos con estímulos visuales (rojo, blanco y negro… los otros padres nos miraban raro cuando llevábamos juguetes con estos colores), estímulos auditivos20141123Paralelamente Gael mejoró bastante de su enfermedad y el día que cumplía 7 meses nos vinimos a casa los tres junto con la bombona de oxígeno a la que tenía que estar conectado. Era finales de Septiembre, y el centro de atención temprana que habíamos elegido (por opiniones y por cercanía a nuestra casa) no tenía plazas libres, por lo que continuamos el tratamiento en casa con la misma terapeuta e incorporamos a una fisioterapeuta que venían a una sesión de 45 minutos cada una a la semana.Ellas nos enseñaban los ejercicios (ay, los ejercicios de Vojta; lloro de recordarlo) y nosotros se los hacíamos a diario.

Un año después nos llamaron del centro para comunicarnos que Gael tenía plaza, y continuamos el tratamiento con ellos. Primero 2 sesiones semanales de estimulación y fisioterapia, a las que se han añadido, en los 2 años que llevamos allí, logopedia y terapia ocupacional. Aquí no pasamos los padres a las sesiones, pero nos van contando los avances y dónde podemos reforzar con trabajo en casa: «deberes».20140511Por otra parte Gael también recibe atención temprana por parte del Centro de Recursos Educativos de la ONCE, ya que está afiliado por un problema que tiene en la vista. Aquí se nos abrió un mundo, ya que conocer a la ONCE ha sido un gran apoyo para Gael e incluso para nosotros. En este centro las clases de estimulación están centradas sobre todo en «ojo-mano».20151031Hemos pasado muy malos momentos: yo dejé de trabajar para dedicarme a Gael por completo (llegando a sentirme más una terapeuta que una mamá), nuestras vidas cambiaron de forma radical… Pero gracias a todos los profesionales que tenemos a nuestro lado Gael hoy es un niño con muchísimo potencial, que ha conseguido hitos que nos decían que no lograría, y que se va a comer el mundo (qué voy a decir yo… jejeje).20160319Aprovecho para dar las gracias a Lorena, Carolina, Paco, Gema, Esther, Elena, María, Adriana, Yuly… Gracias gracias gracias!

Y a ti Alejandra por el blog, y por dejarnos contar nuestra experiencia.

* Si como Lorena quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

Puedes descubrir más sobre este Nuevo Proyecto, y sobre cómo colaborar aquí:https://atenciontempranayestimulacion.com/2016/05/16/me-ayudas-a-ponerme-en-tu-piel/

 

En la piel de: Vanesa, mamá de Rodrigo

Hoy nos ponemos en la piel de Vanesa y de su hijo Rodrigo, los cuales han sido muy generosos en ofrecer su historia para que podamos ver un punto de vista muy diferente al que nos contaba Arancha la semana pasada. Gracias Vanesa por compartir tanto con nosotros y por dejarnos conoceros mejor, poniéndonos en vuestra piel. Os dejo con ella:

– Me llamo Vanesa, soy Licenciada en Psicología, en desconciliación permanente, madre, esposa y bloguera y ando de traslado en traslado esperando algún día echar raíces. Cuando hace casi ocho años y medio nació mi hijo mayor mi vida cambió por completo. Todos mis sueños, mis anhelos profesionales, de vida «perfecta» se convirtieron en papel mojado. La lesión cerebral de mi hijo hizo que esa vida adquiriese un nuevo sentido, una nueva intensidad, unas nuevas prioridades. Me cambió por dentro y por fuera. Con el tiempo, llegaron dos más, y la frase ¿Y de verdad tienes tres? ¿Tres niños en algo menos de 4 años? me acompañaba donde iba. Y en una de esas concebí abrir un blog (www.ydeverdadtienestres.com), en el que primero compartía mis anécdotas y aventuras y posteriormente convertí en una ventana en la que hablar de la discapacidad, la inclusión, la maternidad, la crianza como ejes de una misma realidad, difícil pero no imposible. Gracias a esa lucha por visibilizar y sensibilizar la diversidad he conseguido el premio al mejor Blog solidario de la revista 20 minutos y eso es gracias a toda la comunidad, cada vez más fuerte, cada vez más involucrada en hacer ver que nuestros hijos, familiares, amigos, tienen una condición especial que debemos conocer, de la que debemos aprender y a la que debemos adaptarnos. Por eso me gusta tanto este proyecto, porque la Atención temprana forma un nexo indisoluble en el desarrollo y en la calidad de vida de los nuestros. Esta es mi historia- 

EN LA PIEL DE VANESA

Tengo un hijo, Rodrigo, de ocho años, casi ocho y medio, con un “Retraso madurativo global severo”, “Discapacidad intelectual severa” o “Lesión cerebral severa” según los distintos informes de los diferentes profesionales, con una discapacidad intelectual reconocida del 65%. Hoy por hoy sin diagnóstico.

En su caso hubo sufrimiento pre y perinatal, aunque en realidad no detectamos que había un problema hasta aproximadamente los seis meses, en los que el control cefálico y postural seguían siendo muy precarios y el retraso ya no considerábamos que fuese cuestión de percentiles, como el pediatra se empeñaba en remarcar.
Cuando por fin nos hicieron caso Rodrigo ya rondaba los quince o dieciséis meses, y no tuvimos que esperar mucho para arrancar con las pruebas que nos solicitaron, ya que con 18 tuvo su primera crisis epiléptica y a partir de ahí fue todo un no parar de analíticas, resonancias, electros…

Con año y medio no gateaba, sino que hacía un amago entre un mal arrastre y un intento de desplazamiento, no emitía sonidos, no interactuaba, estaba desconectado de todo y de todos, no comprendía ni una orden. Siempre estaba irritado y siempre lloraba por todo. Prácticamente no dormía, comía mal, su estrabismo era brutal…en fin, un panorama complicado y cada día que pasaba iba empeorando.

La intervención era en ese momento algo prioritario y urgente, muy urgente. Sin embargo, estas cosas no suelen ser rápidas a no ser que salgas del hospital materno infantil ya con un diagnóstico o una afectación.

De este modo, entre pruebas, especialistas, solicitud de reconocimiento de minusvalía nos metíamos en diciembre y Rodrigo cumplía los dos años sin saber qué hacer con él ni cómo intervenir.101_0024Por este motivo mientras nos daban resultados tomamos la determinación de buscar ayuda por otro lado – previo pago-; no podíamos quedarnos esperando, y encontramos un centro que se ajustaba a todo lo que creíamos que era lo que nuestro hijo necesitaba en ese momento: inmediatez, trabajo en casa y una intervención intensiva y global. La atención temprana en ese momento era crucial y no os podéis imaginar el desasosiego día tras día esperando esa llamada de citación, de resultados, de derivaciones, de más pruebas, viendo que nuestro pequeño no sólo no evolucionaba sino que cada vez se quedaba más y más atrás.

Desde los 21 meses lo tuvimos realizando programas de fisioterapia respiratoria, estimulación sensorial, auditiva, visual, motriz, propioceptiva, vestibular, cognitiva,… Realizábamos un programa completo que modificábamos cada seis meses o en función de los avances, y este programa eran tres horas de trabajo al día en casa. Estamos absolutamente convencidos de que las intensas sesiones de trabajo que llevamos a cabo en casa los primeros años fueron determinantes y cruciales para la evolución tan fantástica que mi hijo tuvo.

Y sí, el ritmo de evolución es menor ahora, con ocho años, bastante menor, lo cual no hace más que confirmar la importancia de intervenir esos primeros años de manera precoz.

A los tres meses de comenzar la intervención Rodrigo consiguió no sólo un gateo perfecto, sino que comenzó a caminar. Su estrabismo se corrigió de una manera asombrosa. Comenzó a mirarnos a la cara, a reír y mucho. Dejó de llorar por todo. Su sueño comenzó a regularse. Por primera vez conseguía achucharle sin que gritara, sin que el roce de mi piel le supusiese una angustia. Dejó de gritar cuando oía el ruido de bolsas de la compra. Se reía a carcajadas con los dibujos Disfrutaba de la música. Estaba feliz y le gustaba trabajar, y colaboraba, y así los resultados eran mejores. Entramos en una dinámica de refuerzo y optimismo. Era otro niño. Mi hijo nos fue devuelto.100_0795Cuando por fin tuvimos el certificado de discapacidad estábamos en Marzo. Paralelamente habíamos comenzado las gestiones de búsqueda de centro de la comunidad, en el que teníamos grandes esperanzas depositadas.
El centro de referencia fue un golpe: estaba masificado a más no poder, lejísimos, sin conexión de transporte público, mala zona para aparcar… así que solicitamos plaza en Alcorcón, a 15 minutos en coche, 4 paradas de metro. Este tenía capacidad para 150 niños (para todo el municipio y niños de otras localidades) y aún así lista de espera para varios meses. Nos informaron de que guardaban plazas privadas para que, en caso de mucha necesidad, los papás pagáramos ese servicio hasta que quedase una plaza libre, algo que me sorprendió pero que ante el dolor que sientes en el momento ni te paras a cuestionar. La cuestión es que resignados solicitamos la plaza que fuera, y, a los cinco meses, tuvimos la suerte de que se produjo una baja y pudimos ser dados de alta en el servicio. Estábamos como locos, era mayo y por fin teníamos lo que necesitábamos.

Estábamos felices porque entre el programa domiciliario y el servicio del centro de la comunidad íbamos por fin a encontrar esa ayuda que buscábamos desde hacía más de medio año. Mi hijo tenía casi dos años y medio. Cuando la profesional me pasó la programación de Rodrigo…bueno. Una hora de Estimulación con una psicóloga y media de fisioterapia a la semana. Era poco, muy poco, pero viendo el volumen de niños que pasaban por allí y la cantidad de trabajadores del centro se entendía que las sesiones fueran de sólo media hora y tan escasas.

Cuando me reunía con la estimuladora y me explicaba en qué consistían las sesiones… En hacer torres, encajables, torres, encajables, ensartables, juego libre y juego manipulativo, torres y encajables…Mi hijo no colaboraba nunca.
En nuestro caso es evidente que el servicio no era suficiente debido al retraso tan brutal que padecía. Con dos años Rodrigo tenía una edad mental de 6 meses. Necesitábamos evitar que el abismo fuera mayor e ir cerrando etapas.

Comenzó el curso siguiente y la dinámica fue exactamente la misma. Debido a mi formación me ofrecí a colaborar desde casa pero esas actividades a Rodrigo no le daban resultado. Él no podía encajar porque veía doble, y, aunque su estrabismo mejoraba, no acababa de enfocar bien. Pero además no sabía hacer la pinza, por lo que las fichas se le escurrían de las manitas y se frustraba por lo que no quería participar. Necesitaba otro tipo de actividades.

Hay mucho trabajo que se puede hacer. Muchísimo y dependerá de la afectación de cada niño. De las áreas a trabajar, del grado de retraso, de la necesidad…Lo estandarizado no sirve para todos, no al menos cuando la alteración es muy importante. A lo mejor como referente, pero no como único recurso. No es el niño el que se debe ajustar a los patrones de los programas establecidos. Son los programas los que deben adaptarse.

Nosotros no encontramos respuesta en el sistema público, y ojo, hay profesionales excelentes y servicios magníficos como el que tuvo la suerte de encontrarse Arancha en el testimonio anterior y creo que fue debido a un desgraciado cúmulo de circunstancias: listas de espera, centros desbordados y profesionales muy muy saturados que desgraciadamente no podían dedicar más tiempo por cuestiones de organización.

Esa respuesta la encontramos en otro lado porque, por suerte, yo tenía los conocimientos necesarios para moverme por ese campo y pudimos buscar alternativas, y porque económicamente pudimos hacerle frente. Pero, ¿y esas familias que no cuentan con esa información o esos recursos?

Nosotros seguimos trabajando, con la confianza y el objetivo puestos en que todo este trabajo algún día rebosará y dará como resultado una primera y ansiada palabra que esperamos como agua de mayo. Hoy en día ese es su principal obstáculo, el lenguaje y la motricidad fina. 20130729_204910Nunca nos quedará la sensación de no haber hecho todo lo que estaba en nuestra mano. Hemos sacrificado todo, hemos antepuesto necesidades, todo por conseguir sacar lo máximo de un niño porque confiamos en él, y porque cuando todo se nos hacía insuperable alguien nos dijo “eh, no os rindáis, que hay mucho por hacer”, porque al final esos primeros años cuentan, y mucho.

* Si como Vanesa quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

Puedes descubrir más sobre este Nuevo Proyecto, y sobre cómo colaborar aquí: https://atenciontempranayestimulacion.com/2016/05/16/me-ayudas-a-ponerme-en-tu-piel/

En la piel de: Arancha, mamá de Clara

Comenzamos esta nueva sección «Me pongo en tu piel», poniéndonos en la piel de Arancha, a la cual conocí gracias al Club de Malasmadres, donde ambas colaboramos.

– Arancha es sexóloga. Se define a sí misma como una apasionada de los sexos, es decir, de los hombres y las mujeres, de cómo se sexúan, se atraen, se desean, se encuentran. Es madre, mujer, amante, amiga.-

Desde el primer momento en el que pensé en este Proyecto, ella me vino a la mente y supe que si ella quería, sería la primera en ofrecernos su historia. 

Es una auténtica luchadora en todos los aspectos, optimista, generosa, una gran profesional y tiene una sensibilidad especial que podréis apreciar leyendo su historia.

Gracias Arancha por dejarnos ponernos en tu piel y en la de tu hija Clara. Ha sido un tremendo placer cumplir mi ilusión de comenzar este Nuevo Proyecto contigo. Y ahora os dejo con ella:

CON MANUAL DE INSTRUCCIONES

El nacimiento de mi hija mayor fue como el tañido de un gong: un golpe muy fuerte dado con una baqueta enorme y cuya vibración se mantiene un buen rato después. A la noticia de que tenía síndrome de Down, se le unió un “la ves y ya no la ves que nos la llevamos a ingresar a otra clínica porque en esta no hay unidad de neonatos”. Los primeros días, mientras yo estaba recuperándome de la cesárea en mi hospital, uno tras otro, los especialistas de corazón, digestivo, neurología, etc… fueran revisándola y descartando posibles complicaciones y problemas. De manera que, para cuando por fin pude ir a conocerla, ya sabíamos que la niña estaba bien de salud.

Un mes estuvo mi chiquitina ingresada y en ese mes, mi marido y yo visitamos varios centros de estimulación y atención temprana para ver cuál podría ser el que mejor se adecuaba a ella… y a nosotros. Mi hija además tuvo el detalle de nacer a primeros de septiembre, con lo cual el curso acababa justo de empezar y aún quedaban plazas en prácticamente todos los centros.

Finalmente nos decidimos por el CIT María Isabel de Zulueta, el centro de estimulación y atención temprana asociado a la Fundación Síndrome de Down. En aquella época estaba por la zona de Alonso Martínez. No estaba cerca de casa, ni del trabajo de ninguno de los dos, pero estaba especializado en síndrome de Down y su metodología y profesionales nos dieron mucha confianza. CLARA ESTIMULACIÓNEmpezamos con “la estimulación” (así la bautizamos en casa) en cuanto le dieron el alta a la niña. El primer año/curso íbamos una vez cada 15 días y entrábamos en las sesiones, para aprender nosotros a hacer los ejercicios. Luego en casa trabajábamos todos los días durante sesiones de unos 20 o 30 minutos esos ejercicios que habíamos visto hacer.

Solemos decir que los niños vienen sin manual de instrucciones y habitualmente es cierto, pero nuestra hija no, nuestra hija trajo un paquete completo de ejercicios y un folio detallando comidas, horarios, cantidades de leche, etc… Después de estar un mes ingresada siguiendo un horario cuartelario, a los tres días de llegar a casa ya teníamos instaurada una rutina de horarios de comida, sueño y ejercicios.

Las dudas de salud se las preguntábamos a la pediatra y las de desarrollo a su estimuladora. De suerte que periódicamente podíamos consultar al “oráculo de Delfos” cualquier duda que nos surgía.

Han pasado más de 17 años desde aquel primer programa de estimulación que nos dieron y creo que sería capaz de recordarlo entero.

La recomendación fue que lo integráramos con las rutinas del día a día, así que papel en mano, mi marido y yo fuimos buscando hueco a cada ejercicio:
– Hacer bicicleta: en el cambio de pañal.
– Masajito y cruzar los brazos el uno sobre el otro: después del baño
– Darle el biberón buscando su mirada y diciéndole cositas para intentar sacarle una sonrisa: en cada toma salvo las nocturnas.
– Tenerla boca abajo sobre nuestra pierna para que fuera levantando la cabeza mientras nosotros descansábamos en el sofá o veíamos la tele.
– Sostenerla encima de nosotros poniéndole las manos en los pies para que reptara haciendo fuerza con las piernas, también era ejercicio de sofá.
– Hacer ruidito con un sonajero para llamar su atención, para los ratos que estaba despierta.
– Tumbarla de lado, alternando uno y otro, cada vez que la metíamos en la cuna a dormir.

Recuerdo perfectamente la segunda vez que fuimos al centro. A Clara le trataba Alicia Palacios. Entramos en la salita donde trabajaba con la niña y ella se instaló en la colchoneta con el bebé. Nos tenía preparadas unas sillas donde nos sentamos, como quien se sienta en misa, en un silencio casi reverencial.
-¿Habéis tumbado a la niña alternando un lado y otro cada vez?- nos preguntó.
-Sí, ella se va girando, pero siempre la ponemos de lado, alternando uno y otro.
-Fenomenal, se nota mucho. –nos dijo.

Francamente, no tengo ni idea de si eso se nota o no, pero intuyo que en 15 días poco o nada se debía notar. Sin embargo, nosotros recibimos aquel comentario como agua de mayo.

Los bebés con discapacidad intelectual tardan en apreciar los estímulos que les llegan. Tardan mucho, sobre todo cuando tienen pocos meses. Arrancarles una sonrisa, hacer que se giren al hacer ruido con un sonajero pueden ser empresas titánicas cuando se trata de un bebé con síndrome de Down. Clara y mamáNosotros repetíamos incansables una y otra vez este tipo de juegos, pero reconozco que tanta tenacidad tenía un soporte: Alicia fue siempre nuestra cheerleader personal. Cada vez que íbamos a verla nos hacía comentarios sobre lo bien que iba la niña, sobre cómo se notaba que trabajábamos con ella, nos remarcaba detalles en los que se apreciaba mejoría en uno u otro aspecto, nos explicaba incansable los ejercicios, nos indicaba qué puntos podíamos reforzar…
Ir a verla era como recibir una cantimplora de agua fresca en una travesía por el desierto. Cuando salíamos del centro estábamos más animados, con más ganas, motivados a tope para seguir con esas rutinas de ejercicios diarios.

A partir del segundo año, Clara tenía una sesión semanal que subió a dos en el tercer año, una en solitario y otra grupal. También se añadió la logopeda, Lola, a su programa de atención temprana. Trabajamos muchísimas cosas con la niña durante esos años: motricidad fina, motricidad gruesa, logopedia… Las profesionales en el centro y nosotros en casa, algunas se nos daban mejor y otras peor, pero creo que el primer año fue fundamental. Si me apuráis, el más importante de todos, porque durante ese primer año forjamos una relación de confianza y complicidad con Alicia que sentó las bases para el trabajo que vino después.

El centro estaba lejos de casa y lejos de nuestros trabajos, lo que nos procuraba auténticas pruebas de coordinación “parejil” y eficiencia en la selección de rutas para recoger, llevar, traer, volver… pero mereció la pena y estoy segura de que si hoy retrocediéramos en el tiempo y tuviéramos que elegir centro, volveríamos a elegir el CIT y pediríamos que fuera Alicia la profesional que tratara a nuestra niña. Sin esos ejercicios, sin su trabajo y el que nosotros hicimos con sus indicaciones, Clara no sería la que es hoy.

Así que quiero aprovechar estas líneas para agradecerle desde aquí a Alicia su paciencia, su profesionalidad, su buen hacer, el cariño con el que trató siempre a la niña y a nosotros, las ganas que puso siempre para que nuestra hija mejorara y superara sus dificultades, su apoyo en todo. Gracias, Alicia.

Y muchas gracias, Alejandra, por darme este espacio, por dejarme contar nuestra experiencia con la atención temprana y por tu blog, donde siempre encuentro recomendaciones sensatas y llenas de respeto hacia los niños y sus familias.

* Si como Arancha quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

Puedes descubrir más sobre este Nuevo Proyecto, y sobre cómo colaborar aquí: https://atenciontempranayestimulacion.com/2016/05/16/me-ayudas-a-ponerme-en-tu-piel/

¿Me ayudas a ponerme en tu piel?

Como sabéis, esta comunidad está dedicada a la atención temprana y en especial al campo de la estimulación. Aquí hablamos de materiales, de lecturas recomendadas, de juegos y ejercicios útiles para estimular las diferentes áreas del niño, además de estar al día con noticias y novedades respecto a la infancia y al campo de la diversidad.

Hoy, tras mucho trabajo, ganas e ilusión, me gustaría presentaros el nuevo proyecto que tengo entre manos, pensado desde vuestra visión, haciéndoos parte activa y fundamental de esta iniciativa y dándoos el espacio para compartir, contar, expresar vuestras experiencias, narrar vuestras vivencias y emociones, desde vuestra mirada, vuestra manera de sentir, de percibir y sobrellevar, de asumir y vivir.

Este espacio nuevo será «Me pongo en tu piel«, donde en cada post trataremos de abordar un caso nuevo, donde una familia nos relate cómo han vivido, vivieron o viven su experiencia en atención temprana. Cuál es su caso, el de sus hijos, y cómo lo han afrontado, cuál ha sido el papel de la Atención Temprana, cuál es su opinión, su evolución, sus expectativas, cómo lo sobrellevan y experimentan en su piel.

O quizás algún profesional quiera contarnos su metodología de trabajo, su  experiencia trabajando en atención temprana, su área dentro de la AT (fisioterapia, logopedia, psicoterapia, psicomotricidad, estimulación, trabajo social,  terapia ocupacional, intervención familiar…),  sobre todo teniendo muy en cuenta a los niños, a sus familias y su entorno.img_4216Principalmente, si se trata de una narración de un caso personal, se basará en su experiencia con el campo de la estimulación, el planteamiento de objetivos, sus expectativas, la evolución del peque, la ayuda de los profesionales, materiales empleados, juegos, el trabajo en casa, la narración desde la mirada personal y las emociones vividas.

Cada uno vive los cambios y las experiencias de un modo, y ponernos en la piel de otras familias, puede ayudarnos a formar una comunidad, donde podamos darnos apoyo, ofrecer recursos válidos en nuestro caso para otros, mencionar personas que han sido de gran ayuda y pueden apoyar a los demás, expresar lo que sentimos y sobre todo poder dejar un ejemplo de lo que realmente es la Atención Temprana y la Estimulación, con casos reales contados en primera persona, dando visibilidad a la diversidad, al campo de la discapacidad y de las necesidades específicas.

Yo siempre digo que debemos saber ver la vida a través de los ojos de los demás, ya que esto puede ayudarnos a empatizar con el otro, a ser más generosos y a valorar más lo que podemos ofrecer al resto y aprender de los demás.

Si estás interesado en contar tu experiencia desde un lado constructivo, respetuoso y cooperativo, o conoces a alguien que le pueda interesar, tanto familias, como profesionales del ámbito, no dudes en ponerte en contacto conmigo o en mandarme tu historia a [email protected] o rellenando el cuestionario de contacto en la pestaña superior de «contacto».

Pueden ser tanto casos que ya hayan sido dados de alta en Atención Temprana,como casos que sigan recibiendo tratamiento o estén a la espera de éste y quieran contar cuáles son sus expectativas o dudas.

Todas vuestras experiencias son bienvenidas y estaré encantada de cuidarlas y tratarlas con el mimo, cariño  y respeto que se merecen.