En la piel de Mary y Cayetano, superándose cada día

Hace unos días me llegaba un mail lleno de ilusión, cariño y predisposición. Era Mary, deseosa de contar su historia, dejándome ponerme en su piel desde el minuto cero.

Mary se ha entregado al 100% al contaros su experiencia. Llena de ganas de compartir lo que están viviendo y deseosa de ayudar. Muy generosa aún sabiendo por los momentos que están pasando.

Y si hay algo que me ha conmovido de Mary, es la entrega y la disponibilidad total y absoluta hacia su peque. A pesar de estar en un nuevo momento de cambios e incertidumbre, se muestra fuerte y entregada y por eso desde aquí te agradezco de corazón haberme mandado vuestra historia. Os dejo con ella.

Cuando te quedas embarazada todo el mundo te da consejos, te cuenta sus experiencias, y todo lo que tienes que hacer una vez tengas a tu bebé. Pero lo que jamás te dicen es qué debes hacer cuando tu pequeño se pone enfermo, como debes actuar o qué medidas tomar.
Estás sola cuando eso sucede y es imposible que una persona pueda prepararte frente a lo que significa ver sufrir a tu bebé porque es un dolor que desgarra, te parte el alma, te sientes morir y aun así tienes que ser fuerte, porque no te queda otro remedio. Seguir leyendo

En la piel de Sonia y su hija S

Hoy nos ponemos en la piel de Sonia y de su hija mayor S. Hace algún tiempo leí su historia en el Club de Malasmadres y desde ese momento la he estado siguiendo y leyendo cada semana, ya que su web O mundo ao revés está llena de ideas, noticias, planes y mucho más. 

Sonia es una madre real, que tiene los pies sobre la tierra y es consciente de su realidad y la afronta con serenidad y resolución. Su historia es fantástica, ya que relata cómo han ido encontrando «terapias» ajustadas a las necesidades de su hija mayor, y qué les ha aportado cada una de ellas.

Me encanta cómo Sonia nos cuenta hoy cómo es su día a día, complicado pero sin dramatismo. Y, lo que más me gusta de Sonia es que cree en el juego como principal y única herramienta de aprendizaje en la infancia, y eso es mágico y esencial para mí.

Gracias Sonia por dejarnos ponernos en tu piel y por ser tan generosa de contar tu historia en mi espacio. No tengo palabras para agradecértelo.

“La primera vez que vi a S. era un bebé pequeñito con unos ojos inmensos dentro de los cuales se podía ver un mundo entero en ciernes”. Así quiero empezar este texto, con el arranque del post que la musicoterapeuta de mi hija le dedicó en su blog hace ya más de un año. “La niña que cantaba las palabras”. Así la bauticé yo y así se ha quedado en su corazón y en su espíritu para el resto de su vida porque mi peque no habla, pero canta como nadie. Vive y respira música.
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En la piel de Manoli: mi bebé prematuro

Quedarse embarazada, puede ser uno de los momentos más felices de nuestras vidas y, todo lo que esto conlleva suele remover mucho en nuestro interior. Pero pocas veces contamos con que algo pueda ir mal, y mucho menos que nuestro parto pueda adelantarse casi tres meses como le sucedió a Manoli, protagonista de la sección «Me pongo en tu piel» hoy.

Su precioso peque nació casi tres meses antes de lo esperado, fue prematuro. Ahora tiene 18 meses, 15 de edad corregida, y Manoli nos cuenta su historia en este precioso relato.

Gracias Manoli por ponerte en contacto conmigo y ofrecerme tu testimonio, lleno de emociones, cariño y cercanía. No tengo palabras para agradecerte todo lo que nos das en estas palabras y lo que transmites con ello.

MI BEBÉ PREMATURO

Aún recuerdo el día que supe que estaba embarazada, llena de ilusiones y ganas, estaba feliz pero esa felicidad duró mucho menos de lo esperado.

Desde el primer momento tuve un embarazo difícil y complicado, tuve riesgo de aborto, infección de orina que se me transformó en contracciones y borramiento del cuello y finalmente rotura de bolsa amniótica mucho antes de tiempo.

Tuve a mi pequeño en la semana 28, tras haber roto la bolsa amniótica en la semana 23 y haber estado todo ese tiempo ingresada en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla al que agradeceré el resto de mi vida.

Durante ese tiempo me realizaron múltiples controles y revisiones, yo estaba totalmente perdida, a pesar de ser Enfermera, era algo totalmente desconocido para mi, no sabía que un bebé podía estar tanto tiempo sin líquido amniótico dentro de su mamá y eso me quitó muchas noches sin dormir. Esas semanas fueron durísimas, llena de angustia, ansiedad y desesperación, mi hijo podía venir en cualquier momento con todos los riesgos que ello suponía para su desarrollo o directamente que su corazoncito dejará de latir cualquier día.

Finalmente en la semana 28 tuvieron que sacarlo de urgencia pues corría peligro su vida y la mía. Por un lado sentí alivio porque se acababa la pesadilla que estaba viviendo pero por otro empezaba una nueva batalla aún más dura si cabía. Fue un golpe durísimo al que a pesar de ser consciente de que podría ocurrir, no estaba preparada, mi pequeño era aún muy inmaduro.img-20150523-wa0001 Aún recuerdo el momento en el que lo sacaron y comenzaron a reanimarlo, creí que me moría, no pude tocarlo ni siquiera verlo, sentí un vacío y un dolor tan inmenso que es imposible describir, es algo a lo que una madre no está preparada. Pase 7 largas y horribles horas en postquirúrgico sin saber nada de él, sola ahogándome en mi pena y rota de dolor, yo necesitaba a mi marido, poder llorar juntos, poder abrazarlo y sobre todo saber como estaba mi hijo.

Después de 2 días me dejaron ir a visitarle y ahí estaba tan diminuto en su incubadora, llenito de cables, tubos y vías, respirador…. y yo me preguntaba porqué a mi, porqué a él. Nunca lo entendí. Pasábamos el día entero a su lado, no faltamos ni un día, me extraía la leche de forma rigurosa y constante ya que era la mejor medicina para él y era lo único que podía hacer por él, eso y el método canguro. Me sentía impotente, llena de rabia y culpable por todo lo que mi pequeño estaba sufriendo, acababa de nacer y ya estaba la vida poniéndolo a prueba. Pasábamos las horas y horas haciendo el bendito método canguro mientras le cantaba, le acariciaba, le olía, era increíble como las constantes vitales mejoraban al estar juntos, piel con piel y yo sentía como él me decía mamá voy a luchar y voy a vivir.img-20150711-wa0023 Ese era nuestro momento donde hablábamos con él, le contábamos cosas, le hacíamos miles de fotos y él estaba tranquilo. Me encantaba estar con él, en ese instante el mundo se paraba, no pensaba en nada y era muy feliz a su lado pero cuando salía por la puerta de la UCI de nuevo el temor se apoderaba de mi. Pasamos cada noche aterrados por que sonará el teléfono, lo primero que hacía cada mañana era mirar el móvil, cada día era llegar al hospital y empezar a temblar, iba directamente a su hueco de incubadora para ver que estaba ahí y estaba bien, entonces me tranquilizaba. Recuerdo varias veces que no lo encontré en su sitio porque estaban limpiando los huecos y mi cara debió ser un poema, ya que, no me daba tiempo a preguntar donde estaba cuando las enfermeras me decían «tranquila mami que está ahí» y entonces mi cuerpo volvía a encajarse.

Nos lavábamos las manos con el antiséptico al entrar para evitar pasarle algún microorganismo que pudiera desestabilizarlo, hasta el punto de provocarme una reacción cutánea, nos cambiábamos de camisetas al entrar, cualquier cosa que rozará el suelo o la pared lo tirábamos, estábamos obsesionados velando por su salud.img-20151125-wa0012 Estuvo 71 días ingresado que fueron eternos, horribles, durante ese tiempo tuvimos que escuchar cada día por parte de los neonatólogos posibles secuelas y complicaciones que podía tener debido a su gran prematuridad.

¿Cómo unos padres digieren todo eso? Ya se sabe que los médicos siempre se ponen en lo peor. También nos daban buenas noticias que quizás era lo que nos daba fuerzas para seguir luchando y sobre todo para pensar que todo saldría bien. Lloramos muchísimo cada día, estábamos angustiados, apenados, con la mente ida, nos dolía el alma como si de un puñal se tratara, nos faltaba el aire pero sobre todo estábamos aterrados por como iba acabar todo.

En mas de una ocasión nos sentimos incomprendidos por alguna gente, hasta juzgados y no respetados por como estábamos llevando esta situación tan delicada que era nuestra, de mi marido y mía, y encima teníamos que estar dando explicaciones de nuestro dolor y comportamiento. Por suerte fueron los menos. Esto es algo que nadie puede saber si no lo vive al mismo nivel que lo hemos sufrimos nosotros, porque la palabra prematuro engloba muchas semanas y no es igual un bebé de 34 semanas que de 24.

A día de hoy no se de donde pudimos sacar la fuerza, desde luego él no se merecía menos de sus padres y ademas soy consciente de la suerte que tuvimos ya que mi pequeño fue evolucionado favorablemente a pesar de su gran prematuridad y de las complicaciones que tuvo debido a ella. img-20160511-wa0025A día de hoy seguimos con nuestras revisiones y en estimulación precoz. Es un niño alegre, muy enérgico, feliz y guapo como el que mas. Son niños muy especiales, llenos de vida, cada logro conseguido es un éxito, se valora todo mucho mas, es admirable como siendo tan diminutos son tan grandes, como luchan con esa fuerza, y como se aferran a la vida con tanta ganas.

Mentiría si dijera que no tengo una espinita clavada ya que no pude disfrutar de una maternidad como cualquier madre, la vida nos arrebato ese privilegio a mi hijo, a su padre y a mi pero lo que sí está claro es que sin dudarlo, ni un solo segundo, mil veces que viviera, mil veces que volvería a vivirlo todo de nuevo por tenerlo hoy entre mis brazos. Yo sé que mi hijo desde el primer momento que me quedé embarazada quiso vivir porque así lo demostró en cada obstáculo que vivimos y así luchó día a día por conseguirlo. Es mi gran héroe y mi gran orgullo.img-20161125-wa0005

* Si como Manoli quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, contándonos tu visión como madre, padre o profesional del campo, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

Puedes descubrir más sobre este Nuevo Proyecto, y sobre cómo colaborar aquí: https://atenciontempranayestimulacion.com/2016/05/16/me-ayudas-a-ponerme-en-tu-piel/

En la piel de Elisa y Enol: la atención temprana como guía familiar

Elisa es una de las madres de Enol, un peque con Síndrome de Down que es, junto a su familia, protagonista del nuevo post de hoy en la sección «Me pongo en tu piel», donde la atención temprana es clave, mostrando su importancia y su hueco dentro de las familias que la viven a diario y que, como cuenta Elisa, se convierte en un eje en el que sus vidas gira.

Podéis seguir su blog ENOL Y EL MUNDO o en redes sociales (instagram, twitter), donde podréis ver sus avances, su día a día y donde muestran todo aquello que desean dar a conocer, que es mucho y muy positivo, tratando de dar visibilidad, al igual que se busca con esta sección.

Gracias Elisa y Enol, por dejarnos ponernos en vuestra piel y compartir vuestra historia con todos, ya que vuestra percepción y vivencia es realmente de agradecimiento, positividad y lucha. Gracias Elisa por participar con vuestra historia sin dudarlo, desde el minuto cero , entregándote e involucrándote a ciegas. Vuestra mirada hacia mi profesión es tan bonita y constructiva, que os agradezco cada una de estas palabras. 

 

Hablar de la atención temprana es como hablar de mi vida, el centro de gravedad sobre el que gira mi familia.

Soy Elisa, una de las mamás de Enol, mi hijo de 4 años con Síndrome de Down. Aunque su síndrome es de los más conocidos y documentados puede estar, para nosotras se nos abrió las puertas a todo un mundo nuevo, desconocido y que nos daba mucho miedo. A día de hoy nos extraña que todo este mundo no se conozca más porque todos los esfuerzos, todo lo que consigues, todo lo que aprendes debería ser útil para niños con y sin discapacidad.img_20131215_wa0016Enol comenzó su atención temprana a los 2 meses de edad, no fue fácil ya que además nació con una inmadurez importante en el sistema nervioso. Al principio nos lo tomamos como un “trabajo”: todos los días a trabajar con el niño y el día que no lo hacíamos sentíamos una culpabilidad inmensa.

Cuando veíamos que Enol tenía una evolución plana se nos venía el mundo encima y más nos exigíamos. Poco a poco fuimos aprendiendo que así no ayudábamos a nuestro hijo ni a la tarea de los profesionales. Teníamos que disfrutar, porque al final su “estimulaciónno era mucho más diferente a jugar, sólo que había que ponerle naturalidad y paciencia. img_1039-1Enol estuvo sus tres primeros años en el centro donde empezó con dos meses, hace 6 meses que decidimos cambiar de centro y actualmente estamos con Down Madrid. Nos resultó curioso que dentro de la atención temprana, con los mismos conceptos, los mismos objetivos, se entendiese de forma diferente y eso tenga tanta repercusión en el ritmo de niño. Además de su atención temprana también acude a terapia de deglución e integración sensorial, terapias que echo de menos no verlas en los programas de atención temprana “estándar”.

En estos 4 años hemos aprendido a incluir la atención temprana en nuestro día a día: qué mejor que hacer la compra con él para que reconozca productos, trabajar las texturas con frutas (coco, piña, kiwi…), un día en una feria o parque de atracciones es darle un millón de experiencias, jugar a cambiarle los botes en el baño para romperle lo establecido, hacerle ejercer de hermano mayor para adquirir responsabilidad, tirarnos a bomba en el agua para conocer los límites del cuerpo, andar por sitios estrechos para mejorar su paso, ayudar a mama en las tareas domésticas (le encanta colocar los cubiertos y que le digas como se llama cada uno, meter la ropa en la lavadora o darte las prendas para colgarlas)… Cada logro, cada objetivo conseguido es una gran fiesta… el último, ir diciendo cada prenda de ropa para desvestirse y ver que sabe hacerlo solo… para saltarse las lágrimas.

Con Enol es nada ,nada ,nada ,nada… y de repente lo ha hecho, el día menos pensado, cuando ya llevas tiempo sin hacer esa actividad, Enol va y lo hace, de 0 a 100.img_20160926_191443_burst003Ahora tenemos otro hijo de un año, con el que hacemos las mismas tareas cotidianas que siempre hemos seguido con Enol, ¿Por qué lo que es bueno para Enol no puede ser bueno con su hermano? ¿Cuántas veces cometemos el error de pensar que un niño sin discapacidad va a aprender solo? ¿Es que tocar un coco no aporta nada a su hermano por no tener discapacidad? Siempre escuchamos frases como: “ya hablará”,” ya andará”, “si no sabe hablar ya espabilará cuando nadie le entienda”, “no come solo porque se mancha, ya tendrá tiempo”, “eso para Enol muy bien pero Iyan lo hará solo”.

Para nosotros la atención temprana, las pautas de autonomía, de alimentación… Todo es tan válido para uno como para otro, por ello creemos que la difusión de sus beneficios debería llegar a todos a los niños y agradecemos enormemente que Enol esté en este mundo, que haya sido nuestro primer hijo y a su hermano siempre le diremos que tienen la suerte de tener a su hermano porque el mundo de Enol le da la posibilidad de vivir una vida llena de experiencias, juegos y formas de disfrutar que sin Enol y su atención temprana no hubiésemos conocido. img_20160709_130441Su hermano crecerá sin exigirle que sea el más guapo, el más listo o el que más tiene porque en el mundo de Enol estas cosas no existen, lo importante es disfrutar, el esfuerzo, aprender jugando, intentar aquello que te propongas, seguir el instinto, hacer lo que te gusta y no lo que te imponen… Como decimos nosotras, vivimos el mundo al revés y eso enriquece a nuestro segundo hijo.

Hay una frase que siempre he identificado con Enol: “No fracasas cuando pierdes la batalla, sino en el momento que dejas de intentarlo”. Mi hijo no nos dice de forma clara mamá, aún no le ha cogido el truco a dar un beso (nos da un lametazo), le cuesta coger un objeto pequeño, saltar o dar con el pie a una pelota, pero no deja de intentarlo y de chillar de alegría cuando consigue hacerlo y todo gracias a los profesionales (psicopedagogas, fisios, terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogas…) que nos han enseñado a disfrutar del mundo de Enol, el que es ahora nuestro mundo.img_20160124_184846

* Si como Elisa quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, contándonos tu visión como madre, padre o profesional del campo, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

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En la piel de María y Álvaro: un cambio de diagnóstico

Después de este mes de agosto de parada, volvemos a la carga con nuevas historias y empatizando poniéndonos en la piel de nuevas familias que se abren y comparten con nosotros su experienca ante la discapacidad, la estimulación y la atención temprana. Si queréis compartir vuestra historia con nosotros no dudéis en poneros en contacto a través del formulario, o dejando un comentario en este mismo post.

– Hoy tenemos a María y a su hijo Álvaro, un peque al cual le han cambiado el posible primer diagnóstico, lo que ha hecho respirar a su familia de otro modo a la angustia que sintieron en un inicio. En este caso apreciamos la importancia de los profesionales para las familias, la atención y la dedicación que reciben.

Gracias María por abrirte a mi espacio y compartir con nosotros tanto.-

Álvaro nació el 23 de diciembre de 2013. Vino sin dar mucho la lata, ni durante el embarazo ni durante el parto. Ya se reservaba para cuando saliera al mundo. El primer día se lo pasó prácticamente durmiendo, no despertaba ni para mamar. Por ello, al día siguiente (plena nochebuena así que el hospital deseando largar gente y nosotros deseando de ir con la familia) cuando el pediatra lo revisó para darlo el alta, nos llegó el primer susto: Glucosa baja. Lactancia mixta durante todo el día y a las 21:00 de la noche nuevo control de glucosa. Según los resultados nos daban el alta o no. Al final nos lo dieron a las 22:00 de la noche y nos dimos cuenta de que la maternidad era más difícil de lo que nos contaban.

Toma a toma y revisión a revisión fuimos dándonos cuenta de que Álvaro no era muy tragón y de que siempre estaba rozando el percentil 3. Ahí comenzó un suplicio que a día de hoy se sigue manteniendo. No le gusta la leche, es vago para comer y lo poco que come es porque se le entretiene. Todo ello no le ayuda en su retraso del lenguaje.

IMG_20160719_001240Sí, porque eso es lo que tiene Álvaro, retraso leve del lenguaje. Pero hasta llegar a este diagnóstico nos crearon muchas dudas. Conflictos entre lo que nosotros veíamos y lo que en la guarde observaban.

Álvaro comenzó la guarde con 20 meses. Decidimos apuntarlo porque desde que cumplió los 15-18 meses se había vuelto muy introvertido. Pasó de ser un niño que se reía con cualquiera y que cualquiera podía cogerle o decirle cosas, a llorar con cualquiera que no fuera papá y mamá.
Cuando íbamos al parque, no quería ir con ningún niño y de hecho, no se arrimaba a ningún columpio que no estuviera vacío.
En cuanto a su desarrollo psicomotor, todo había sido normal. Caminó antes del año, hacía torres de cubos, comprendía ordenes sencillas… nada fuera de lo normal.
Así que pensamos que la guarde sería la panacea para fomentar sus habilidades sociales.

El periodo de adaptación le costó un poquito, pero al mes ya entraba tranquilo y no lloraba. Cuando lo recogía salía contento y las profes me decía que todo bien. Sin embargo, cuando acabó el primer trimestre, nos dieron el mazazo. Nos convocaban a una tutoría, porque a pesar de que Álvaro era el más peque de la clase, había cosas que ya debería de hacer el solo.IMG_20160719_001252

Para nosotros, padres primerizos, empezaron los agobios y los sentimientos de culpabilidad. Cuando fuimos a la tutoría nos comunicaron que Álvaro no se relacionaba con los compañeros, que no atendía a las actividades, no había dicho ni una sola palabra y que le faltaba autonomía básica. En la guarde, no abría su mochila, si le ofrecían agua cogía la botella con los puños cerrados y, según ellas, no comía porque le faltaba fuerza en las manos, no porque no tuviera hambre. Para nosotros todo era muy raro; en casa abría toda bolsa que tuviera cremallera en cuanto nos descuidábamos, Abría su botella de agua, con la boca, pero la abría y bebía él solo, y lo de comer, como ya comenté antes pues o se lo dabas tú o no comía, pero no por falta de fuerza en las manos que como pillara algo que no quisiera soltar no había modo de quitárselo.
Su profe nos dijo, que había tenido algún caso parecido, y que la preocupaba porque el niño andaba bastantes veces de puntillas y cuando le hablaba le miraba unos segundos y le retiraba la mirada. No quiso darnos ningún diagnóstico porque eso se lo dejaba a los profesionales y nos recomendaba hablar con el pediatra para derivarlo a atención temprana.

Todo esto, las navidades que Álvaro cumplía 2 años, con los pediatras de vacaciones y toda la información disponible en Internet. Así que, si tecleas falta de autonomía básica, puntillas y no fijar mirada todos los resultados llevaban a TEA. Creo que en ese momento se me cayó el alma a los pies. Escribiendo esto todavía se me caen las lágrimas. El sentimiento de culpabilidad cada vez era mayor, sobretodo porque yo quería una niña y empezaba a pensar que era un castigo por haber llevado tan mal que era un nene cuando nos enteramos.

Cuando acudimos a la revisión con su pediatra, se suma otra preocupación. El perímetro craneal de Álvaro era menor del 3. Si juntamos ese dato con lo que nos habían dicho en la guarde comienzan a sonar las alarmas. Pero es que nosotros veíamos a Álvaro como un niño normal, en casa era un terremoto, corría, trepaba, abría muebles, cajones, subía escaleras, llamaba nuestra atención en todo momento… cierto era que casi no hablaba, pero quitando eso, nada entraba dentro de los patrones del TEA.
La pediatra nos derivo al neurólogo y nos dijo que cuando tuvieran los resultados, ya veíamos lo de atención temprana.

Ante el neurólogo, Álvaro se mostró reservado como suele hacer ante cualquier persona que no es de su entorno más íntimo. Hay que decir que le cuesta relacionarse hasta con sus tíos y primos si no los ve muy de seguido. Pero le observó empático, le hizo varias preguntas que aunque no respondió, le permitieron ver que fijaba la mirada hacia donde le decían y que todo parecía indicar que no tenía ningún problema. En cuanto al lenguaje y el hecho de que en la guarde no hablara nada, lo llamó mutismo selectivo. Aún así le mandó un electroencefalograma para descartar cualquier anomalía.

IMG_20160719_001249Los resultados del EEG tardaron en llegar por problemas informáticos. Así que en mayo, decidí no esperar más y llevarlo a Atención temprana. A pesar de que nos habíamos quedado bastante tranquilos con el neurólogo, me seguía sintiendo culpable porque en la guarde me seguían diciendo que el niño avanzaba pero más lento de lo que debía y seguía sin hablar. La pediatra nos dio los datos del Centro de Atención Temprana Madre de la Esperanza y llamamos para concertar una valoración.

Elena fue la primera persona en valorar a Álvaro. Es la encargada de estimular la psicomotricidad fina y desde el primer día, me dijo que me olvidara de la guarde y que no me preocupara. Ella estaba acostumbrada a tratar muchos casos de TEA y Álvaro no entraba dentro de los patrones. No pude contener las lágrimas delante de ella. Para unos padres, que alguien te diga que estás en lo cierto y que no es amor de padres que tu niño no tiene TEA es bastante reconfortante. Yo me machacaba día a día pensando que yo veía todo bien porque no quería reconocer el problema. Mis padres me machacaban porque el niño estaba bien y yo era tonta por creer en la opinión de una cuidadora que lo único que quería era niños que hicieran todo lo que ella quisiera. Y a mí me iba a estallar la cabeza porque no sabía qué pensar, qué creer ni qué hacer.

Tras su valoración Elena lo dejó en seguimiento porque en su área cumplía todos los hitos de desarrollo para su edad, y lo derivó para que lo valorara Nuria en logopedia. Nuria lo valoró y fue la que nos dio el diagnóstico definitivo: retraso LEVE del lenguaje. Sí, como bien habéis leído, LEVE. Eso es todo lo que tiene Álvaro. Después de estos meses de angustia, de este medio año con el alma en vilo, hemos podido respirar tranquilos. Nuria está trabajando con él una sesión a la semana y, aunque Álvaro a veces se distrae mucho, vamos consiguiendo avances. Nos ha recomendado que coma sólidos, hasta que se canse y luego si queremos podemos darle triturado. Que lo mejor son los sólidos, pero como a él le cuesta comer, tenemos que adaptarnos. Las bebidas en vaso o con pajita, nada de botella de chupete. Hacer ejercicios de praxias para fortalecer los músculos de su boca… La verdad es que estamos encantados con el Centro. Nos han ayudado muchísimo, nos hemos sentido protegidos y apoyados desde el primer día. Y estamos seguros de que Álvaro conseguirá ponerse al día en el lenguaje.

Con la guarde es otra historia, siguen pensando que deberían tratarle también en psicomotricidad, y que deberían de ponerle en sesiones con otros niños porque según ellas se bloquea ante otras personas. Lo hemos hablado con el centro de Atención Temprana y, en septiembre que hay más niños, lo van a probar.

En septiembre Álvaro ya empieza el cole de mayores, así que espero que lo lleve mejor que la guardería, donde por lo que sea no ha congeniado e incluso este último mes acude diciendo » a la guarde, no». Le esperan meses de muchos cambios, estamos en plena operación pañal, colegio nuevo… pero estoy segura de que los va a sobrellevar, porque estaremos a su lado apoyándolo en todo lo que necesite.

* Si como María quieres contarnos tu historia, que nos pongamos en tu piel y podamos aprender y mirar a través de tus ojos, contándonos tu visión como madre, padre o profesional del campo, no dudes en ponerte en contacto a través del cuestionario de contacto, en la pestaña superior, o escribiéndome a [email protected]

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