El sueño

Hoy me gustaría hablaros de la hora del sueño, del descanso de los más peques.
Hay muchas opiniones respecto a este momento del niño, donde encontramos psicólogos y especialistas que afirman que lo mejor es preparar el momento del sueño con rutinas constantes, haciendo que el pequeño encuentre siempre el mismo ambiente y la mismas sensación de tranquilidad y calma y favoreciendo un entorno silencioso, de oscuridad, pausado y seguro.
De este modo el niño aprenderá a calmarse por sí mismo y a encontrar el sueño sin necesidad del adulto para ello. Y poco a poco podrá ir durmiéndose sin necesidad de ayuda y sabiendo que el adulto le acompaña en esta rutina y está a su lado.
Esta vertiente también habla sobre el acompañamiento, donde el pequeño será atendido si lo necesita siempre, aunque llore varias veces o necesite ser cogido en varias ocasiones, para así calmarse y dormirse.
Igualmente, puede ser dormido en brazos y poco a poco adquirir estrategias para no necesitarlo, aunque será siempre acompañado por sus padres, sintiendo cariño, contacto y seguridad.
Por lo contrario, existe la vertiente contrapuesta. Donde son varios especialistas y profesionales de la infancia que indican que lo mejor es enseñar al niño a dormirse solo. De tal manera que paulatinamente se vaya retirando el adulto de su acompañamiento y sea el niño el que busque estrategias para calmarse o se acabe durmiendo de puro cansancio.
Algunos métodos muy famosos, afirman que los niños pueden llorar durante un periodo de tiempo pero acaban calmándose y durmiéndose solos sin necesidad de que el adulto vaya a calmarlos.
Se debe hacer poco a poco y aumentando los tiempos de ausencia del adulto en cada ocasión que el niño llore. Es decir, en la primera ocasión que el pequeño llore iremos al minuto, después a los dos minutos y así hasta llegar el punto al que no acudiremos y el niño deberá calmarse solo.
Como todo en esta vida, los métodos son múltiples y las experiencias de cada uno son únicas. Hay niños que no aprenden a dormirse con métodos que otros sí integran.
Pero aunque estos especialistas afirmen que no causa daño emocional en los niños el dejarles solos llorando durante largos periodos de tiempo, bajo mi experiencia profesional y mis conocimientos, esto está muy lejos de la realidad.
La contención del niño, el acompañamiento y la seguridad de saber que está con sus padres en un momento tan importante y tan necesario de compañía, le hace sentirse más seguro y fuerte, más tranquilo y confiado y, sobre todo, se duerme con la tranquilidad de que sus padres aparecerán siempre que lo necesite, que aunque se duerma, sus padres estarán ahí y le darán el cariño y la tranquilidad si tiene una pesadilla, si no puede dormirse o se ha desvelado.
Muchas veces los niños que aprenden a dormirse llorando, tienen sensación de abandono y evitan el momento del sueño en todo lo posible.
Bajo mi opinión, el sueño es tan importante como la alimentación, la salud, el juego, o cualquier otro concepto de la infancia.
Un niño que duerme seguro y tranquilo, será un niño sano y con un nivel de actividad diurna adecuada. Si por lo contrario, no descansa o tiene pánico al momento del sueño, no tendrá la energía necesaria, estará cansado, evitará el descanso e incluso son muchos los que ven la cuna como un sitio de castigo.
Cada uno debe encontrar el método que mejor funcione dentro de su familia y modificarlo tantas veces como sea necesario para encontrar el éxito y la satisfacción del descanso de todos.
Y como siempre os digo, tengamos empatía y respeto por la infancia. Pensemos qué es lo que nos gustaría a nosotros que hicieran en esos momentos nuestros padres o cómo nos sentiríamos en la piel del niño. Esto nos hará actuar de la manera adecuada, estoy segura.
¡Sed felices y haced feliz al de al lado!

Un comentario en “El sueño

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