Invitación al movimiento

Desde que el niño cumple los seis meses más o menos, su actividad se dispara en todos los aspectos.
Comienza a interesarse mucho más por el entorno y a querer ser más independiente, en la medida de sus posibilidades.
Aquí descubrimos que el mejor ejercicio para los niños es el suelo.
Algo tan sencillo como jugar en el suelo potencia todos los aspectos que necesitan para ejercitar sus músculos, el desarrollo cognitivo, la motricidad gruesa, la coordinación, la fuerza…img_0882
Los peques necesitan estar en el suelo y empezar a moverse y desplazarse por sí mismos, primero con el volteo, luego reptando y después gateando, sentándose y poniéndose de pie.
Para ello debemos buscar un entorno seguro, libre de enchufes, cables, esquinas, piezas pequeñas y otros materiales que puedan dañar al pequeño.
Una vez protegido el espacio, debemos cubrir el suelo con un tapiz, una manta u otro elemento que amortigüe mejor las caídas que el duro suelo, ya que serán varias las que el niño tenga mientras prueba, ensaya y progresa. Está claro que el mejor protector son los padres, que deben anticiparse al movimiento del niño y parar el golpe, pero para prevenir, lo mejor es cubrir el suelo.
La higiene en esta fase es esencial. Debemos limpiar la zona donde el niño estará para que no tenga pelusas que pueda llevarse a la boca u otros elementos.
Colocar algunos juguetes que sean llamativos para el peque enel suelo ayudará a que éste disfrute del juego y trate de desplazarse a por ellos.
Debemos dejar al niño libre, sin guiarle constantemente, para que pruebe, ensaye y mejore cada día, sin un modelo.
Poco a poco veremos cómo va logrando movimientos nuevos y va ganando fuerza y coordinación y mayor control de su cuerpo.
De este modo explora, conoce más su cuerpo, siente a través de sus sentidos y conoce sus posibilidades y las mejora cada día con la práctica.
El niño se siente muy satisfecho al ver su progreso y sentirse más autónomo y capaz sin necesitar tanta ayuda por parte del adulto.
El papel del adulto es acompañar y apoyar en cada movimiento, sin dejar solo al pequeño. Protegiéndole y dándole seguridad en cada uno de sus intentos.

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