La importancia del vínculo afectivo

Al estudiar mi carrera fueron muchas las asignaturas que me hablaron del vínculo afectivo entre madre e hijo, y entre profesional y alumno y, cómo debía trabajarse sobre todo en este último campo para ser un buen profesional, cercano pero sabiendo mantener la distancia adecuada con cada caso.

En el máster que realicé, profundizaron mucho más en el tema. Nos hablaron sobre la importancia de vincularse de un modo sano con los niños a los que intervendríamos.
Nos explicaron que los niños conseguían más objetivos en un ambiente de seguridad, calma, afectividad, profesionalidad…Y sobre todo, que eran más felices si lo hacían de este modo. Y ante todo, mi propuesta como profesional siempre ha sido buscar el progreso respetando la Infancia y su felicidad. (Siempre digo, que en el futuro cuando uno mire hacia atrás le quedarán los recuerdos a nivel emocional, lo feliz o lo infeliz que fue, los momentos que sus padres le dedicaron para jugar, viajar, ir al parque, etc.).
Gracias a eso, aprendí poco a poco que mis intervenciones debían empezar siempre por ese punto. Había que favorecer primero el vínculo afectivo con el niño antes de trabajar otros objetivos.
Durante mi experiencia profesional mi forma de intervenir ha sido siempre esta. El vínculo es lo primero. Desde ahí parto para seguir un camino largo con cada niño, donde quizás estemos trabajando durante muchos años juntos y la base debe ser sólida como en toda relación entre personas.
Debido a que mi trabajo se basa fundamentalmente en el tratamiento a niños con dificultades y sus familias y entorno, muchas veces el vínculo de las familias con los pequeños es costoso de establecer, ya sea porque las expectativas marcadas no se han cumplido, porque es complicado enfrentarse a los problemas, porque todo nos ha pillado de imprevisto, cuesta enfrentarse con la realidad… Es lógico comprender que el vínculo deba trabajarse.
También considero que a la hora de tener un hijo a cualquiera le pueden sorprender este tipo de sentimientos, ya que poco a poco se debe ir conociendo al nuevo miembro de la familia, se deben adaptar todos al cambio, conocerse, cambiar hábitos y horarios, superar problemas tan cotidianos como la falta de horas de sueño, los imprevistos, problemas con la lactancia materna, etc.
Todos estos aspectos pueden hacer que necesitemos trabajar el vínculo con nuestros hijos poco a poco.
Os propongo algunas de las actividades que yo planteo dentro de mis sesiones a los padres con sus hijos:
1) Dedicar un tiempo exclusivo al niño al día, establecido como rutina, donde realicemos una actividad placentera para ambos.
2) Hablar mucho al pequeño, a todas horas aunque creamos que no nos atiende o no comprende lo que decimos.
3) Buscar su mirada y sonreírle, decirle palabras de cariño, buscar el contacto ocular, tan importante en las relaciones sociales.
4) Hacer un masaje tras el baño, dedicándole diez o quince minutos a esta actividad, por su tronco, extremidades, carita, manos, pies, etc. Hay centros de salud públicos de la Comunidad de Madrid donde enseñan incluso a realizarlo tras el parto de forma gratuita.
5) Tratar de establecer lactancia materna, ya que es un momento único con el pequeño y, sino dar el biberón exclusivamente la mamá o el papá, para fomentar ese momento especial, donde se establecen caricias, contacto ocular, oler a su mamá, gorgojeos…
6) Portear a tu bebé en un fular elástico o en una mochila ergonómica, dependiendo de su edad y tamaño, buscando la comodidad y postura adecuada del niño, y el contacto tan directo de éste con su madre.
7) Realizar juegos de interacción recíproca como las cosquillas, el cucu-tras, las pedorretas…
8) Bañarte con tu bebé y darle confianza haciéndole flotar entre tus brazos, mojándole poco a poco, realizando caricias…
Y otras muchas que se os irán ocurriendo.
Establecer un vínculo afectivo sano y seguro hace que nuestros hijos sean autosuficientes, tengan mejor autoestima, se sientan seguros, se valoren más a sí mismos, tengan menos miedos, no muestren problemas a la hora de la separación con los padres…
Un niño que tiene un vínculo seguro, no busca constantemente aprobación del adulto, siente autonomía para tomar decisiones y, puede separarse de sus padres sabiendo que éstos van a estar siempre ahí.
Para que luego pueda separarse, debe tener una base sólida de afectividad, amor, comprensión, calma y seguridad con sus padres.

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